En opinión del Dr. Jesús Corona Osornio.- Las fallas en el Metro de la Ciudad de México se han vuelto el pan nuestro de cada día y cómo no, la reducción presupuestal y la falta de mantenimiento, ya ocasionó que en el accidente de la Línea 3, hubiese la pérdida de una vida humana.

Muy a pesar de que la señora Sheinbaum en conferencias de prensa, sostenga que es mentira la argumentación, lo cierto es que sus propias cifras la exhiben como una cara dura y mitómana, idéntica al señor López, el ciudadano presidente de este país.

La ciudadana Claudia, ha salido a decir que los fallos del sistema de transporte Metro, son sabotajes, que la caja negra del tren que colisionó entre Potrero y la Raza, apareció en una camioneta, sin embargo, no presenta ninguna prueba que sustente sus dichos.

Ya encaminada, la señorita pidió al presidente la presencia de seis mil elementos de la Guardia Nacional para proteger las instalaciones del Metro y a sus usuarios. Sume usted esos efectivos, a los cinco mil policías que ya operaban, y tendremos once mil elementos, ningún Estado tiene esa cantidad de guardias. La militarización en pleno ante la mirada apaciguada de la sociedad y el pasmo de las oposiciones. 

López Obrador utiliza a la Guardia Nacional cual si fuese un instrumento a su servicio, el decide que sí y que no, no son sus funciones, como muchas otras que López se arroga sin importarle si viola o no leyes o reglamentos. El ejercicio abusivo de la presidencia para amedrentar, juzgar, señalar todo aquello que le venga en gana, y destruir a quién el considere, solo por el hecho de no aplaudir sus ya muy frecuentes estulticias.

A Claudia Sheinbaum la anticlimática jefa de Gobierno de la ciudad e México, la han querido penetrar en cada estrato social, en cada Estado del país, sin que su popularidad haya incrementado sustancialmente, los millones gastados hasta ahora no lucen en el conocimiento de la señora como gobernante, y mejor no hablemos de resultados.

La señora Sheinbaum Pardo no penetra, su infumable petulancia, su gesto entre amargo y preocupado, su discurso hueco, sin sustancia, y lo poco que le ayudan los exabruptos de su jefe López Obrador, la tienen en una constante picada, pero, aún así, la apodada “regenta” no toca fondo, y puede, porque tiempo hay, remontar la caída.

El ciudadano de Palacio, en la Cumbre de Líderes de Norteamérica, demostró su reducida estatura, la ausencia de un estadista, pero sí pudo mostrarse ante el mundo, como un líder bananero, como un payaso de circo pueblerino, carente de tacto diplomático; para la Sheinbaum, el no haber tenido que estar, le ahorró penas ajenas o cuando menos, momentos de tensión. 

López cada día es más que un lastre.

Gravemente nos acercamos a lo que algunos hemos venido diciendo, López no dejará la presidencia en el 2024, prorrogará su mandato un par de años, los indicios ya son demasiados y muy claros. El jueguito de las corcholatas, es solo eso, un juego para desviar la atención, concentrar las miradas en otra parte del tablero.

La señora Claudia, un “perro fiel” del presidente, lo sabe, lo entiende y se aplica para el papel que le ha tocado en esta obra que dirige, actúa, patrocina, es público, es tramoyista, taquillero, el ciudadano Andrés Manuel; por eso la militarización de la ciudad capital.

La oposición, sigue sin entender nada, siguen atrapadas en el discurso, en los dimes y diretes, no aportan, no tienen herramientas para contener la demagogia de la 4T, no tienen con qué confrontar el discurso de odio, hacen lo mismo que critican, y no aprovechan la caída de Claudia Sheinbaum, así las cosas, seguiremos sufriendo los gobiernos de Morena. 

Hasta la próxima