El Gobierno de México sucumbió ante la DEA

El único medio de vencer en una guerra es evitarla

George C. Marshall

Los sangrientos acontecimientos del jueves negro en Culiacán, Sinaloa, tienen una sola explicación: México sucumbió a las presiones de los Estados Unidos vía la DEA (Drug Enforcement Administration, por sus siglas en inglés), ante la avalancha de drogas sintéticas que son enviadas desde México.

Diferentes fuentes consultadas, confirmaron que ante la permanente invasión de drogas sintéticas hacia los Estados Unidos provenientes de México, el gobierno que encabeza Donald Trump autorizó el envío de una misión de alto nivel al estado de Sinaloa, de la agencia antidrogas para atacar al Cártel de Sinaloa, como si éste fuera el único que produce percusores químicos y fabrica drogas sintéticas.

El el 11 de septiembre del presente año, Uttam Dhillon, director de la Administración para el Control de Drogas en Estados Unidos (DEA por sus siglas en Inglés), llegó a Sinaloa por invitación del gobierno estatal, de acuerdo a la información de portal Río Doce, especialista en narcotráfico. 

Según información recabada, la delegación fue recibida y transportada en un helicóptero Black Hawk artillado la Secretaría de Marina en el que los trasladaron a un poblado serrano cercano a la ciudad de Culiacán, donde fueron recibidos por un grupo de Policías estatales y efectivos de la marina Armada de México. 

En el sitio del aterrizaje “descubrieron” un narcolaboratorio inmenso, en el que se producían 3 toneladas de metanfetaminas en una semana; una locura. Fue tal el asombro de lo que vio la DEA, que llegó el tema a la Casa Blanca y hubo presión de EEUU al Gobierno de México”, relató el periodista Oscar Balderas a MVS Noticias. 

La reunión la encabezó el Gobernador Quirino Ordaz Coppel, junto con los comandantes Maximiliano Cruz Ramos, de la Novena Zona Militar, Carlos Ramón Carrillo del Villar, de la Tercera Región Militar, y representantes de la Guardia Nacional y la Secretaría de Marina, por tanto, el Gobierno de la República estaba enterado.

Al funcionario de la DEA, acompañado por el ministro consejero de la Embajada de Estados Unidos en México, John S. Creamer, se le presentaron datos que hablan de la disminución de la violencia en la entidad, particularmente en el rubro de homicidios, señalaron logros en cuanto a destrucción de laboratorios de metanfetaminas, las bondades del uso de drones para detectarlos, etc. 

Al final se pidió a la DEA apoyo en dos rubros: dinero para comprar tecnología y mejorar los sistemas de seguridad y que Sinaloa sea excluido de la lista de entidades que los turistas gringos no deben visitar.

La parte oscura, oculta de la reunión fue el ofrecimiento del gobernador Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, de capturar a los hermanos Ivan Archivaldo y Ovidio Guzmán López, hijos de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, quien purga una sentencia a cadena perpetua en los Estados Unidos.

Fuentes militares consultadas coincidieron en que ante tal exabrupto del gobernador de Sinaloa, los comandantes Maximiliano Cruz Ramos, de la Novena Zona Militar, Carlos Ramón Carrillo del Villar, de la Tercera Región Militar, y representantes de la Guardia Nacional y la Secretaría de Marina estuvieron a punto de negar tal compromiso, pero se abstuvieron para evitar que los gringos de la DEA regresaran a su país con la impresión que el Gobierno de la República se negaba a respaldar la propuesta del mandatario estatal. 

Aquí vale la pena señalar, que el “descubrimiento” del importante laboratorio resulta inverosímil, toda vez que en ningún momento previo al descubrimiento se dio cuenta de enfrentamientos con los anillos de seguridad que protegen esos campamentos, toda vez que estos son custodiados no solo por miembros del cártel, sino también, por elementos de la Policía Estatal al servicio del Cártel de Sinaloa.

De igual forma hay que destacar que sin acuerdos previos entre el Cártel de Sinaloa y el gobierno estatal, no sería posible mantener la entidad en calma, como tampoco se hubiera logrado la reducción de los homicidios dolosos, que en realidad son producto de la tregua entre los cárteles y no por tareas de seguridad pública.

El fatal resultado del fallido operativo en contra de los hijos de El Chapo Guzmán, tiene varias lecturas. El Gobierno de México presionado por el de los Estados Unidos dio inicio a una nueva guerra en contra de los cárteles, en la cual las fuerzas armadas harán uso de sus capacidades, estrategia, táctica, inteligencia y de la fuerza letal para cumplir con el compromiso adquirido.

El gobierno de Sinaloa rompió unilateralmente los acuerdos pactados con las facciones que integran el Cártel de Sinaloa, traición que seguramente traerá consigo después de la militarización del estado, la recomposición de las expresiones del Cártel del Pacífico, las que cerrarán filas en defensa de sus intereses. 

Finalmente, la producción de drogas sintéticas y su exportación hacia los Estados Unidos no sufrirá cambios sustanciales por una sencilla razón, el mercado de estupefacientes crece día con día a cifras alarmantes producto de la laxa actuación de la DEA en su territorio, que ha permitido que el número de adictos en su país supere los 4 millones, según el Centro para el Control de las Enfermedades (CDC).

Cuidado…le volvieron a pegar al avispero…