El alto mando enfrenta, desde lo institucional, a un grupo de “halcones” que podrían llevar a México al caos y a un verdadero Estado fallido…

Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto…

Cardenal de Retz  


Posterior a los violentos sucesos del 17 de octubre del año en curso en Culiacán, Sin., el operativo fallido para capturar a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, cuyo saldo fue: 19 militares heridos, la muerte de 8 personas, un elemento de la Guardia Nacional, un civil ajeno a los hechos, un interno del penal de Aguaruto y cinco presuntos agresores, y el oprobioso agravio a las fuerzas armadas, la voz del Ejército se hizo presente.


El Ejército Mexicano vilipendiado por décadas por la llamada izquierda de México hoy en el gobierno, asumió con institucionalidad los altísimos costos de las ocurrencias e improvisaciones del aún “responsable” del gabinete de Seguridad Pública Alfonso Durazo en el fallido operativo en Culiacán, Sin., así como los agravios recibidos a manos de sicarios armados del Cártel de Sinaloa.


Evidentemente altos mandos reaccionaron ante tal ofensa en nombre de oficiales, y tropa que integran el Instituto Armado. En un desayuno en las instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional, en el que el General de División Carlos Gaytán Ochoa, quien preside el Comité de Control y Desempeño Institucional de la Sedena, dejó claro el sentir de sus compañeros en presencia del General secretario Cresencio Sandoval González. 


Al inicio de su mensaje afirmó: Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados“, en clara alusión a los sucesos del 17 de octubre en Culiacán, Sin., en aquellos eventos donde dicho valor estuvo ausente, se perdieron territorio y soberanía, el pueblo resultó lastimado, la economía entró en crisis, y el país tuvo que emprender su recuperación, casi desde cero”.


Gaytán Ochoa no perdió la oportunidad de señalar: “Actualmente vivimos en una sociedad polarizada políticamente, porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se sustenta en corrientes pretendidamente de izquierda, que acumularon durante años un gran resentimiento”.


Aún más, señaló: Sin embargo, es también una verdad inocultable, que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes, han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo, que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad. 


Ello nos inquieta, nos ofende eventualmente, pero sobre todo nos preocupa, toda vez que cada uno de los aquí presentes, fuimos formados con valores axiológicos sólidos, que chocan con las formas con que hoy se conduce al país.


En la intervención del General de División Carlos Gaytán Ochoa, afirmó: “he hablado cuidando mis palabras”, sin embargo el respetuoso mensaje dejó en claro el sentir no solo de altos mandos, militares en retiro, sino también de los casi 300 mil miembros en activo.


Finalmente dejó en claro, más que claro: Pero estoy convencido que es mi deber, irrenunciable, mantener invariables los principios de honor, valor y lealtad para con el pueblo de México, ¡sí!, para con el pueblo de México.


El General Divisionario no pudo ser más claro, enfático que el Ejército Mexicano mantiene los principios, valores de honor, y  valor, lealtad para con el pueblo de México.


Se vislumbran tiempos harto difíciles para el presidente y Comandante Supremo de la Fuerzas Armadas. El mensaje es más que claro, Ejército y por supuesto Marina Armada de México no están dispuestos a soportar un agravio más, en aras de la política institucional de “abrazos no balazos”. 


Ya no callarán a la Fuerzas Armadas después del jueves negro del 17 de octubre, mucho menos podrán hacerlo con los militares en retiro por una sencilla razón: siguen siendo militares y miembros del Ejército Mexicano, y su voz se seguirá escuchando a pesar de grotescos oficios salidos del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional pretendiendo acallar miles de militares. 


Estimado lector saque usted sus conclusiones…