Presidente: Con el Ejército ¡NO!

Mi solidaridad ante las agresiones de los halcones en el poder…

El Ejército Mexicano atraviesa por una severa confrontación con el titular del Poder Ejecutivo y sus halcones desde la institucionalidad, que pretenden que el instituto armado siga soportando agresiones y ofensas de la delincuencia, en aras de sostener la ocurrente política de Estado de “abrazos y no balazos”, la que hasta el día de hoy acumula un saldo fatal de más de 30 mil muertos. 

No se debe permitir la campaña de linchamiento desde la cúpula del Estado. En este tenor, el presidente deberá volver sobre sus pasos, dejar sus ancestrales resabios en contra de las instituciones y cesar en forma fulminante a los inútiles que se afirman expertos en seguridad, siendo que en realidad no pasaron de tinterillos a las órdenes de funcionarios.

Operativo a la vieja escuela

Ante el rotundo y evidente fracaso del operativo del jueves 17 de octubre en Culiacán, Sin., en el que Alfonso Durazo Moreno cabeza del Gabinete de Seguridad del Gobierno de México, demostró su ignorancia en el tema, el que esto escribe rescató de los archivos de una agencia de inteligencia mexicana, la crónica de un exitoso operativo realizado por la agencia y personal militar.

En algún lugar de México.- En un conjunto residencial arriban muy temprano un agrupo de aproximadamente 30 trabajadores de la construcción en dos camiones de los conocidos cómo “rabones”, junto con dos más de volteo cargados con palas, picos, azadones, etc., una revolvedora de mezcla, una retroexcavadora cubetas, y botes de pintura.  

Para las 11 de la mañana la actividad de pintores, electricistas, plomeros, “maistros”, fierreros, medias cucharas, y chalanes es frenética. La antigua mansión es invadida por los trabajadores bajo el mando de un ingeniero, apoyado por topógrafos para la construcción de un camino que permita a los nuevos moradores salir directamente al mar sin tener que recorrer el lujoso andador que implica atravesar el lujoso fraccionamiento de punta a punta.

En los días subsiguientes, un transporte de la Comisión Federal de Electricidad hace su arribo frente a la mansión, así como dos cuadrillas de la empresa Teléfonos de México, que inmediatamente trabajan sobre 2 registros de 100 pares (números telefónicos), mientras que el resto de las cuadrillas escalan postes de la empresa para tender nuevas líneas para la residencia de quienes en un futuro mediato habitarán.

Mientras las actividades se vuelven cotidianas a los ojos del vecindario y también de los escoltas que custodian a importante personaje que reside a escasos 400 metros de la obra, hacen su aparición un grupo de señoras ataviadas con modesta vestimenta y cargando grandes canastas con alimentos que alimentan a las decenas de trabajadores. 

Han transcurrido no más de 4 meses cuando la obra está terminada. La mansión luce radicalmente diferente. El camino empedrado hacia la playa está terminado, el que ahora luce una valla de verdes palmeras y profuso follaje que obstruye la mirada de posibles curiosos, incluyendo vecinos, terminando al pie de un embarcadero en el que un yate de 20 pies ha arribado y se encuentra sujeto con las amarras.  

Un sábado que pudo ser cualquier, arriban 5 grandes camiones de un empresa especializada en mudanzas, que se introducen a la mansión quedado resguardaos por los altos muros que rodean el inmueble. La mudanza duró solo dos días, concluyendo el día domingo, en el que un matrimonio de edad madura llega en lujosos vehículos para residir en la remodelada mansión.

Habiendo transcurrido 5 meses a partir de la ocupación de la mansión; un grupo de 10 personas se encargan de las labores domésticas de la mansión, incluyendo a 2 jardineros y 3 choferes, que atienden traslados del matrimonio y compras de víveres e insumos domésticos. Todo parece normal.

La madrugada de un domingo, desde la mansión recién remodelada se interrumpen las comunicaciones telefónicas y la energía eléctrica de la totalidad del fraccionamiento. Simultáneamente de un registro de drenaje recién construido, emergen 3 grupos integrados por 12 civiles cada uno, fuertemente armados, que se distribuyeron estratégicamente en torno a una gran residencia aledaña al camino recién construido, y apoyados con cuerdas para rapel, toman por asalto los muros de la mansión. 

Ya en interior someten a somnolientos guardias aún bajo los efectos del alcohol y narcóticos, cansados del festejo del día anterior de su patrón, y penetran al interior del inmueble. Después de escucharse algunos disparos, los comandos abandonan la residencia por la puerta principal trayendo consigo a un masculino esposado y con la cabeza cubierta con su propia camisa, introduciéndolo a un vehículo sedán con cristales polarizados, que es seguido por 3 camionetas pick up, con civiles armados. 

Los cuerpos y detenidos restantes en el operativo, son trasladados en una caja cerrada de un transporte de una empresa especialista en mudanzas, seguidos por solo dos vehículos tipo pick up con personal armado, cuyo destino final fue el aeropuerto de la ciudad, desde donde fueron trasladados a la ciudad de México.  El operativo duró aproximadamente no más de 10 minutos. 

El rehén es conducido hasta el muelle, dónde les espera el yate, en el que lo introducen e instalan en la parte inferior de los camarotes. El viaje es corto, quizás 5 minutos arribando al puerto, donde les espera un helicóptero militar, y en este es trasladado el personaje hasta la ciudad de México a una instalación castrense, y de ahí al Aeropuerto Internacional de la ciudad de México.

Con solo 5 meses, los equipos de asalto convirtieron la residencia remodelada, en un centro de comando desde donde registraban cada día las actividades del personaje, sus horarios, movimientos, escoltas, hasta el pronóstico del día, etc. Además, lograron hacerse del control de las líneas telefónicas (convencionales) de todas las residencias del fraccionamiento, y de la energía eléctrica. 

En el centro de comando se realizaba el análisis diario de la situación que era valorada por expertos en la materia. Todo el personal inmiscuido en la operación, 50 personas aproximadamente entre civiles y militares, más los 3 comandos de asalto responsables de la captura, permanecieron en sitio preparando la captura, los que pasaron inadvertidos ante los ojos de los residentes.

Esta es la síntesis de un exitoso operativo de la agencia de Inteligencia del Gobierno de México, apoyados por personal de élite del Ejército Mexicano, en el que extrajo en forma efectiva a uno de los personajes más importantes de la época, acusado por narcotráfico y requerido por el Gobierno de los Estados Unidos, mismo que fue entregado el mismo día de su captura para su extradición. 

En este operativo predominaron las labores de inteligencia, análisis, infiltración, vigilancia, etc., sin que en aquella época se contara con la avanzada tecnología, vigilancia satelital, telefonía celular, intervenciones telefónicas a distancia, etc., y mucho menos el poderoso armamento que hoy inunda las calles de México.

Lo suyo, lo suyo, de Alfonso Durazo, no es precisamente la inteligencia…