Estados Unidos toma el control contra el narco en México

Evita a los amigos y protectores ricos necios. A poco que los trates, te verás convertido en su amanuense o en su lacayo. 

Santiago Ramón y Cajal  

La “bonita amistad” que presume López Obrador con el gobierno de Donald Trump por fin ha rendido frutos. Posterior a la reunión del presidente con el fiscal William Barr, el mandatario norteamericano dejó muy en claro que amistades como la suya cuestan, y mucho. 

“Haiga sido como haiga sido”, la primera señal de agradecimiento de López Obrador para con su homólogo, fue la inmediata salida del país de Evo Morales con destino a Cuba, ante la posibilidad que la Corte Federal de los Estados Unidos podría pedir a México la entrega del exdictador boliviano por ser buscado por la Interpol por el delito de terrorismo, según la ficha azul de su búsqueda.

De igual manera, a partir de la reunión serán las agencias de inteligencia y antidrogas del gobierno gringo (FBI, DEA, CIA), las que preparen con la Marina Armada de México el terreno para la aprehensión de Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, líder del CJNG, además de la inmediata extradición a los Estados Unidos de su hijo Rubén Oseguera González “El Menchito”, ambos por delitos contra la salud, lavado de dinero, tráfico de personas, armas, etc.

Otro de los ciudadanos catafixiados por López Obrador, a cambio que el gobierno de Donal Trump no etiquetara a los narcos como “terroristas”, es Rafael Caro Quintero, acusado por los delitos de privación ilegal de la libertad en la modalidad de secuestro y homicidio calificado, en agravio de Enrique “Kiki” Camarena agente de la DEA y del piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar.

Ya entrados en gastos, en confianza pues, se le informó al presidente de México, el obligado seguimiento a las investigaciones, aprehensiones y juicios en contra de los miembros del Cártel de Sinaloa, del cual ya tienen en prisión a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, que por obvias razones incluye a sus cómplices, como Genaro García Luna, pesquisas que incluso podrían alcanzar personajes exresidentes de la zona de Molino del Rey en la Ciudad de México, para que no le caiga de sorpresa y coopere. 

Aún más, varios, muchos exgobernadores y exfiscales de las más diversas entidades del país, están en la lista de Trump y sus agencias, los que en su momento recibieron millonarios sobornos del Cártel de Sinaloa en busca de protección, impunidad, custodia oficial en el trasiego y exportación de narcóticos, además de evitar acciones judiciales por los miles de asesinatos de rivales del cártel y los mal llamados “daños colaterales”. 

Finalmente López Obrador optó por delegar el trabajo del combate al narcotráfico en México al gobierno de Donald Trump, ante las sutiles presiones de: “cooperas o cooperas”. El fracaso del jueves negro del 17 de octubre en Culiacán, no lo olvida Trump, ni el FBI, muchos menos la DEA, después de haber trabajado el tema durante meses, gracias a las torpezas de Alfonso Durazo y la tibieza del Gobierno de la República, terminaron por dejar libre a Ovidio Guzmán, hijo precisamente de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.

Con razón dice Trump que López Obrador le cae muy bien…