¿Solicitará licencia?
Una retirada a tiempo es una victoria
Napoléon Bonaparte
El día 12 de septiembre del 2016 Alejandro Tello Cristerna rindió protesta cómo gobernador de Zacatecas. Hoy, recién comenzando su cuarto año de gobierno, se escuchan las voces que indican que está valorando solicitar licencia al cargo.
Cómo ya se hizo costumbre, tradición, las filtraciones desde el Palacio de Gobierno afirman que el titular del Poder Ejecutivo está valorando la posibilidad de solicitar licencia al cargo, ante el negro panorama que espera a Zacatecas.
Esta posible valoración desde mi particular punto de vista tiene más que lógica, la activación del instinto de supervivencia del gobernador ante la debacle, además, tener que seguir confrontado, enfrentado con quien hoy gobierna el país, y con la familia más poderosa de Zacatecas, la familia Monreal.
Bastará con traer a la memoria sólo algunos de los compromisos, promesas, con los zacatecanos contraídos el 12 de septiembre por Alejandro Tello.
Afirmó, que palabra “gobierno” la asocian con discursos alejados a los hechos y a la gente; otros, con corrupción y desprestigio”. Por desgracia para el mandatario, para la gente, se sigue asociando la palabra gobierno, con demagogia, corrupción y desprestigio.
Continuó: “Soy un hombre que sabe escuchar, un hombre de espíritu conciliador, refrendo mi vocación a favor de que las diferentes posturas provenientes de todos los sectores políticos y sociales encuentren su justo equilibrio a través del diálogo”. Lejos de privilegiar el diálogo con la sociedad, las fuerzas políticas y medios de comunicación, se aisló, se confrontó, brilló por su ausencia la tolerancia.
Abundó: “Tengamos conciencia que este periodo gubernamental que inicia será un quinquenio, de modo que no es de mi interés desperdiciar el tiempo en voltear hacia atrás. Esto no implica ser ciego o sordo ante las denuncias ciudadanas que pudiesen existir contra actos al margen de la ley”. El combate a la corrupción fue letra muerta, el pasado lo secuestró.
Aseguró: “No dudaré en sancionar todo acto de corrupción o tráfico de influencias si estos realmente existieron o se generan”. Su administración se distinguió exactamente por lo contrario a lo que ofreció combatir.
Y se refirió a sus amigos: A mis amigos, tantos y tantos amigos, les pido su comprensión. El gobierno no es una agencia de colocaciones, su función es otra, y si de verdad me estiman y aprecian, permítanme gobernar. No lastimemos a Zacatecas”. Zacatecas a cuatro años de gobierno, no está lastimado, está agraviado por sus improvisados secretarios, con sus contadas excepciones. .
“Lo comprometí en el proceso electoral y lo reafirmo hoy: la mejor manera de prevenir el delito es generando oportunidades y mi gestión estará encaminada a atraer inversión y fortalecer a las empresas locales, con el fin de generar 40 mil nuevos empleos”. Trajo consigo a un fiscal “carnal” dedicado a nadar de a muertito y a manipular la ley a su antojo y conveniencia. De los empleos prometidos mejor ni hablar.
“Consciente estoy de la imperiosa necesidad de continuar combatiendo la inseguridad que aqueja a la población en nuestro estado; al respecto, no escatimaré esfuerzo alguno”. Hoy, esta promesa, alcanza niveles de burla, convirtiéndose en una mentada de madre para los aterrorizados zacatecanos, que viven en pánico las 24 horas.
“Tello no es un político, se decía; quizás tengan razón y ello no es malo. Soy un hombre serio; seré un gobernador serio, porque muchas veces lo he dicho. Estoy dispuesto y preparado para afrontar la responsabilidad que este encargo demanda”. Quedó claro que no es político, que nunca estuvo preparado, y que gracias a la Secretaría de Finanzas su gobierno sigue en pie, a costa de los de los zacatecanos.
Y afirmó: “Lo dije ya una vez y hoy lo repito: mi familia, muy cerca de mi corazón, pero lejos de la toma de decisiones”. En este tema huelgan los comentarios.
“A los medios de comunicación les reitero mi disposición de respeto a su libertad de expresión, madurez y apertura total ante la crítica”. Su administración se encargó de denostar a los medios de comunicación, de atomizar a la prensa crítica a su gobierno, de empujarla a la miseria, llegando al grado de acusar que lo querían extorsionar, premiando al grupo zalamero y algunos corresponsales consentidos.
Su administración pudo dar resultados permitiendo que las instituciones de fiscalización y procuración de justicia investigaran, deslindaran y fincaran responsabilidades a su amigo el exgobernador Miguel Alonso y no encubrirlo, mucho menos endosar el pago del saqueo a los zacatecanos.
De solicitar licencia al cargo, se evitaría de muchos problemas, pero principalmente de seguir confrontado con el presidente López Obrador, con la familia Monreal, y por supuesto, de pasar a la historia cómo el gobernador que sepultó al PRI en Zacatecas.
Al tiempo…
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