Una Cuba para México, no gracias…
Sin libertad no hay democracia
Anónimo
Con la celebración en la Ciudad de México de la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), miembros y fanáticos de la Cuarta Transformación se radicalizaron la defensa por el gobierno totalitario de Cuba y del dictador Miguel Díaz-Canel.
En realidad, el 90% de los defensores de la dictadura no conocen Cuba, no tienen la menor idea de las condiciones de miseria y opresión a manos del régimen comunista, como tampoco han visitado la bella isla, quizás sólo por televisión y comerciales de las agencias de viajes.
Los cubanos tienen que hacer interminables filas para ser proveídos por el gobierno de alimentos racionados y productos de primera necesidad; el Estado controla los medios de producción (fábricas y empresas), los medios de comunicación y todas las propiedades.
Los cubanos que trabajan en fábricas y empresas estatales tienen salarios muy bajos que se complementan con primas de comida y productos básicos. Pero no siempre hay para todos. Existe una grave carencia de medicamentos y a pesar que la medicina cubana está considerada como una de las mejores del mundo, como en México, su sistema de salud está colapsado desde hace más de medio siglo.
Por si esto no fuera suficiente, los cubanos viven en una cárcel de 109.884 km². Tienen prohibido expresarse con libertad, mucho menos en contra de la ideología y del Estado; son vigilados las 24 horas y los 365 días del año por los llamados “comités de defensa de la revolución”, que en cada calle observan e informan al gobierno del comportamiento de sus vecinos a cambio de prebendas que el “compañero” presidente autoriza.
El Estado no les permite abandonar la isla en busca de una vida digna en otras naciones con libertades por una sola razón: perderían 11.5 millones de esclavos a su servicio que permite a la élite del Partido Comunista Cubano (PCC) continuar deliberando, escarbando, elucubrando en las profundidades ideológicas de Karl Marx y Friedich Engels (Manifiesto Comunista), y la línea campesina de Mao Tse Tung, desde una vida burguesa que tanto critican pero que asumen como propia.
En contraste con la dura realidad de los cubanos, la élite del Partido Comunista de Cuba (PCC), reside en palacetes, disfruta de las mejores viandas, vinos, vestuario manufacturado por el imperialismo y países aliados, relojes Rolex, disfrutando los excelentes habanos Cohiba y por supuesto viajan en lear jets, como también lo hace el dictador de Venezuela Nicolás Maduro.
Quienes hoy defienden al dictador Miguel Díaz-Canel, disfrutan de libertad de tránsito, expresión, un sistema de libre comercio, capacidad de elección para trabajar, estudiar, para elegir a sus gobernantes, un sistema de transporte público, mientras los más radicales utilizan vehículos de media y alta gama, perciben salarios mil veces superiores a los de Cuba, acceso a internet, a un sistema de televisión abierta y de paga, miles de alternativas gastronómicas de acuerdo a su capacidad de pago, etc., pero ninguno pretende cambiar su modo de vida en México para irse a vivir a Cuba.
Los aprendices del comunismo y socialismo quedaron varados en modelos obsoletos, totalitarios, decadentes, que sin embargo defienden sin el menor conocimiento. Basta ejemplificar el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas en Rusia (URSS), en 1991 dando paso a la independencia de las repúblicas de Estonia, Letonia y Lituania entre otras, producto del fracaso del modelo socialista, y a pesar de ello siguen defendiendo lo indefendible, las dictaduras latinoamericanas.
Una Cuba para México, no gracias…
Lo mas leído
- Rastrean millonarias "inversiones" del exgobernador
- Elegí Zacatecas para que ahí se quede la delincuencia organizada
- López Obrador pretende convertir a 50 mil “ninis” en sicarios de la “transformación de cuarta”
- Fideicomiso: Fraude y lavado de dinero, aquí las evidencias
- En la mira de Estados Unidos Miguel Alonso y cómplices