Un dogma llamado Cuarta Transformación
Nadie puede aterrorizar a toda una nación, a menos que todos nosotros seamos sus cómplices
Edward R. Murrow
El presidente Andrés Manuel López Obrador pretende, insiste, se aferra para que millones de mexicanos creamos como un dogma las inexistentes “bondades” de su personal proyecto de nación. Quizás su deformación académica y religiosa le hace imaginarse como un mesías que propone un conjunto de creencias de carácter indiscutible y obligado no solo para sus seguidores, sino para todos.
El mandatario convenientemente olvida, primero, que no es ni profeta, ni mesías, como también que las políticas públicas emanadas del Estado no son una doctrina, y que estas deben estar en obligada concordancia a la ley suprema del país, en este caso la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Aceptando sin conceder que la Cuarta Transformación y el presidente que trata de imponer como una “bendición” para millones de mexicanos, de facto, en los hechos, el presidente López Obrador se convierte en términos religiosos en un líder del violento yihad del Estado Islámico, del fundamentalismo de Al-Qaeda y/o de la ley islámica Sharia.
Como si fuera un imam del Estado Islámico, López Obrador pretende desde un régimen teocrático, someter a más de 125 millones de mexicanos a seguir a ciegas, con fe, los dictados de la Cuarta Transformación como si hubieran sido tomados del Corán, texto religioso que da sustento al islamismo y que siguen más de 1 mil 800 millones de musulmanes en todo el mundo.
Una radical interpretación del Islam, podemos observarla en Afganistán, donde al derrocamiento del presidente Ashraf Ghani después de 20 años de ocupación de tropas estadounidenses, permitió la violenta toma del poder del grupo talibán, que trajo consigo ejecuciones, violación a los derechos humanos de la población, feminicidios, carencia de hospitales, médicos, y medicamentos, alimentos, además de un total control del Estado sobre los bienes de producción, financieros, y libertades de los ciudadanos.
Si observamos los regímenes de Cuba y Venezuela específicamente, estos, sin profesar el Islam, practican la ley islámica Sharia sobre la vida de los ciudadanos, que claman ayuda de una comunidad internacional más ocupada en el discurso de los derechos humanos, en las alianzas con los Estados Unidos y sus aliados, que en adoptar acciones efectivas para terminar con estos violentos Estados latinoamericanos.
¿Exagerada la comparación? No, si analizamos las condiciones actuales de nuestro gran país, podemos observar grandes coincidencias en la forma de gobierno, sin que por ahora, quizás en el 2024 el Estado decida tomar las calles con violencia militar y paramilitar para ejercer un gobierno totalitario, todo apunta que para allá vamos, sin que hasta el momento una gran mayoría de la población acuse de recibo.
Que Alá nos ampare…
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