En el Congreso de Zacatecas sólo ven la punta del iceberg

El silencio también es corrupción 

Proverbio popular 

Para no variar, la nota roja, el escándalo se apoderó de los titulares de los medios de comunicación de Zacatecas, crispando aún más el justificado repudio popular hacia la clase política, gracias al diputado Ernesto González Romo del partido Morena, el que calificó de delincuentes, corruptos, a exdiputados de la LXIII Legislatura, sin mostrar una sola prueba; por cierto, incluyó algunos miembros del gabinete del gobernador David Monreal.

González Romo aseguró que a través de facturas falsas los exdiputados se hicieron de millonarios recursos disfrazados de carísimas “asesorías”. Sin embargo, el novel diputado y showman omitió antes de abrir la boca verificar en el portal del SAT la autenticidad de las facturas, que en realidad, estas sí cuentan con la autorización de la Secretaría de Haciendo y Crédito Público, según un ejercicio aleatorio pudimos constatar en el portal del Sistema de Administración Tributaria (SAT).

Si los exdiputados acordaron con las empresas el reintegro de los recursos, ese es otro tema que se llama lavado de dinero. Aún más, las cuentas fiscales de las legislaturas son auditadas pos mortem por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), y por su puesto, la Auditoría Superior del Estado de Zacatecas (ASE), órganos de fiscalización del Poder Legislativo, que no han observado ninguna de estas acciones de los exdiputados. 

En realidad el llamado “Grupo Plural” de diputados de la LXIV Legislatura cayó ingenuamente en el garlito de González Romo, se subieron al ring y aportaron con creces a la estrategia para oscuros fines, menos para sancionar y someter a la ley a los que acusó sin pruebas de corruptos, los que por cierto han de estar muertos de risa por las ocurrencias con la línea de “alguien”, ordenaron a Soledad Luévano y a su chalán Ernesto Gonzáles Romo subirlas a la miserable agenda legislativa.

Aún más, los diputados miembros de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política (CRICP), por sino fuera suficiente el ridículo en el que Ernesto González Romo ha puesto a la LXIV Legislatura, en un “manifiesto” dirigido a la opinión pública, deslindan al Poder Legislativo del estado de los exabruptos del legislador, pero torpes fieles a su estilo, exigen a las autoridades investiguen los hechos denunciados en tribuna por el ocurrente legislador. 

A pesar de desempeñar el cargo de “legisladores” (hacedores de leyes), ignoran que para que una autoridad investigue debe haber de por medio una denuncia, además se pasaron por el “Arco del Triunfo” (París) la presunción de inocencia.

El caso de la llamada “Estafa Legislativa” se equipara a la demanda, exigencia del mismo “Grupo Plural” de diputados para el secretario de Finanzas comparezca ante el pleno para que informe de el estado que guardan las finanzas públicas, que el gobernador David Monreal reiteradamente ha insistido en que se encuentran en “menos cero”. 

Sin embargo, extraña al que esto escribe, que teniendo entre sus filas a la diputada Gabriela Basurto (PRI), docta en la materia, quien se desempeñó como subsecretaria de Ingresos de la Sefin, es quien tiene conocimiento pleno, exacto de las finanzas del estado, pero sobre todo de los egresos; por qué no se ahorran el show, y le preguntan. Pragmatismo puro.

Lamentablemente los exacerbados diputados gritan a los cuatro vientos, al ladrón, al ladrón… pero miran solo a la punta del iceberg, y se resisten hurgar en el fondo de la grave corrupción del trágico quinquenio de Alejandro Tello, en el que un sinnúmero de funcionarios han sido exhibidos en los medios de comunicación por el gobernador David Monreal, además  existir denuncias ante la Fiscalía General de la República (FGR), como en el caso de Jorge Miranda Castro alcalde de la capital, y presunto autor material del quebranto financiero, por citar sólo alguno.

Calladitos se ven más bonitos…