Zacatecas: Sangrienta Gobernanza
La resignación es un suicidio cotidiano
Honoré de Balzac
Como sino fuera suficiente, la extrema pobreza, el desempleo, la corrupción, la impunidad, aunado a un gobierno omiso, populista, una mala copia del que encabeza el inquilino de Palacio Nacional, la violencia se ha enquistado hasta la médula de una sociedad en permanente duelo, en pánico, que con resignación parece sólo esperar su turno para convertirse en una víctima más de la cruel violencia.
Mientras los zacatecanos todos los días siguen llorando a su gente, a sus familiares asesinados, postrados ante lúgubres ataúdes, contrasta, lastima la imagen de un sonriente gobernador David Monreal en el sur de California, disfrutando de la hospitalidad de los migrantes, y sus festividades, como si antes de viajar hubiera dejado un Zacatecas en paz, como si todo marchara bien, como si el estado tuviera gobierno y gobernador.
En su ausencia señor gobernador, me permitiré informarle, entre domingo y lunes se registró una cruenta jornada en el estado, al suscitarse al menos 18 homicidios en los municipios de Fresnillo, Guadalupe, Zacatecas, Sombrerete y Enrique Estrada, y en los límites del municipio de Loreto con el estado de Aguascalientes, digo, por si estaba con el pendiente.
A la fecha Zacatecas en el 2021 registra más de mil personas asesinadas, y 32 policías, a los que se suman el secuestro y asesinato del director de Seguridad Pública del municipio Loreto y 2 elementos, cuyas familias no recibieron ni un “lo sentimos”, ni de la Secretaría de Seguridad Pública, mucho menos del gobierno estatal, pues el gobernador andaba de gira por los Estados Unidos.
El mandatario estatal delegó el problema en manos de Arturo López Bazán, aún secretario de Seguridad Pública y su grupo “élite” de la Comisión Nacional Antisecuestros (Conase), que por cierto, organismos de inteligencia militar ya los investigan ante la pública impunidad que goza la delincuencia, después de una queja ante el Estado Mayor de la Sedena por personal de la oficina regional norte de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés).
De nada sirven las justificaciones del gobernador David Monreal, que la “Federación no apoya en el tema de seguridad”, cuando en realidad resulta más cómodo justificar, que atender, y más, cuando la seguridad, patrimonio y vida de sus gobernados no están incluidas en el proyecto político, que no precisamente de gobierno.
Basta citar el caso de los gobernadores de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, que hartos, cansados, hasta la madre que las organizaciones delincuenciales mantuvieran aterrorizados a sus ciudadanos, acordaron una alianza en la materia que por cierto tiene un excelente slogan: “Si se meten con uno, se meten con los tres”.
Francisco cabeza de Vaca gobernador de Tamaulipas expresó: “Queremos mandar mensajes muy contundentes, el primero es que si se meten con uno, se meten con los tres, ya no va a jugar la delincuencia organizada a andar entre las colindancias, brechas y carreteras”. Los resultados de esta alianza saltan a la vista: capturas de importantes capos, los índices de inseguridad a la baja, y una ciudadanía que los respalda con un regreso seguro a las actividades laborales y recreativas nocturnas.
En Zacatecas, por sino fuera suficiente el estado de pánico en que se encuentran sus habitantes, la gente se pregunta, sospecha, por qué mientras ellos viven en pánico, aterrorizados, diputados, funcionarios, alcaldes, miembros del cabildo, políticos, etc., no son extorsionados, amenazados, transitan sin temor por todo el territorio zacatecano, y no les pasa nada (…)
Sino pueden, sino quieren, renuncien…
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