López Obrador el eterno mentiroso
Creo que la señora tiene dinero…
Mi hijo es proxeneta
Cuatro años bastaron para que el periodista Carlos Loret de Mola en un día echara abajo el teatro, la farsa montada por el presidente de la austeridad, de la pobreza como forma de vida, de combatir la corrupción como única religión, etc. Desde un René Bejarano, pasando por sus hermanos Pío, Felipa la prima y a ahora su hijo José Ramón López, han sido exhibidos no sólo como corruptos, sino como eternos vividores del erario, comenzando por el enfurecido mandatario.
De la noche a la mañana una familia de pobres, clasemediera, baja, como clasifica López Obrador a la gente, aparecen como millonarios “empresarios” chocolateros, de obra pública, contratos de Pemex y por supuesto lavado de dinero según los listados de “papers Panamá” y otros paraísos fiscales. Ante decenas de testimonios y pruebas exhibidas el cínico presidente grita encabronado: “no somos iguales”.
Efectivamente, “no somos iguales” al eterno chantajista que sin dar cuenta de alguna actividad profesional durante sus primeros años de vida, incluso hasta la fecha, ha sobrevivido con 200 pesos en la cartera, que en su momento le permitieron sufragar el pago de la elitista y emblema del conservadurismo en México, la Universidad de Las Américas de Puebla, a su primogénito José Ramón López Beltrán.
Sin embargo, a unos días de cumplirse tres semanas de la publicación de la investigación del periodista Carlo Loret de Mola y Latinus, que reveló que José Ramón López Beltrán y su familia vivieron en una mansión en Texas, propiedad de un alto directivo de la petrolera Baker Hughes, contratista de Pemex, el mismo tiempo ha ocupado el presidente desde la conferencia de prensa la mañanera, a defender a su hijo culpando a los neoliberales y conservadores de una campaña en su contra.
Aún más, el presidente aseguró ante el escándalo de la casa en Houston: “en este gobierno no tienen influencia mis hijos, no se le da contrato a ningún recomendado”. “Al parecer la señora (esposa de José Ramón) tiene dinero, pero no tiene nada que ver con el gobierno”, publicó Carme Aristegui. Queda claro que el señor presidente no se da cuenta que su hijo no es precisamente un galán de cine, y que está muy pinche feo para padrote afirman las féminas entrevistadas al respecto.
Triste, lamentable, indignante, que el presidente todos los días desde Palacio Nacional se empeñe en destruir este gran país, sus instituciones, de brindar impunidad al sinnúmero de corruptos de su gobierno, de su familia, de saquear las arcas públicas sin rendir cuentas, bajo el pueril argumento que “no somos iguales”, y más lamentable que un pueblo bueno sabio, que día tras día se extingue ante la pobreza, desempleo, violencia, y ante un colapsado sistema de salud tipo “Dinamarca”, todavía salen a defender al eterno mentiroso y eterno vividor del erario.
Los perros a los 40 días abren los ojos…
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