Andrés lo mató la realidad

A Carlos Loret con mi solidaridad 

Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, 

porque ninguna simulación puede durar largo tiempo 

Cicerón 

El presidente está acorralado. No sabe cómo zafarse del escándalo de la casona de su hijo. Y hoy me vuelve a calumniar y encima me pone en riesgo al revelar montos inflados de supuestos ingresos. Es gravísimo. Es un delito. Está fuera de sí este aspirante a dictador: Carlos Loret de Mola.

Andrés, así debimos llamarle desde un principio, y no presidente, pues le quedó demasiado grande el cargo. Hoy le encabrona, le emputa-con el perdón de las hermanas de la decencia, la moral y el manual de Carreño-porque tarde o temprano alguien lo exhibiría como lo que es, un corrupto mentiroso que engañó al pueblo bueno y sabio durante más de dos décadas, que con una sola nota Carlos Loret de Mola echó por tierra la farsa de su gobierno y doctrina de “primero los pobres”.

Ingenuamente creyó que toda la vida podría seguir engañando con su mentada austeridad; del par de zapatos suficiente para vivir con dignidad; de las tentaciones del dinero del diablo, y cientos de grotescos discursos que durante casi tres décadas le sirvieron para engañar a los más pobres de este país, y algunos miles ingenuos fifís, para que un día llegara un periodista y derrumbara con una nota el montaje de gobierno austero que tanto presumió.

Él, al igual que cientos, miles de “políticos”, que habrá que llamarlos por su nombre, mercenarios cobijados en la Cuarta Transformación, desde sus mansiones aseguran que la austeridad es la mejor forma de vida, cuando en realidad, a su paso por los cargos de la administración pública se han enriquecido gracias a la impunidad de sus congéneres, que presumen, ostentan con cinismo ante un pueblo que ya no siente lo duro, sino lo tupido.

Andrés, al igual que el zoo político, se equivocó y seguramente no tiene menor idea cuánto. Pasó de la delgada línea del berrinche, a la amenaza, y lo mas grave, haciendo uso del poder que una sarta de ignorantes y otros ciudadanos de buena fe te dieron en las urnas. De la descalificación, pasó a la amenaza, y peor aún, a difundir información falsa de nuestro colega Carlos Loret de Mola, que pone en riesgo su vida y familia.

Andrés los periodistas también tenemos otros datos de ustedes los eternos mentirosos y corruptos del gobierno. Hemos y seguimos investigado, tenemos material suficiente para seguirlos exhibiendo y seguramente seguimos denunciando ante las fiscalías y próximamente en países y tribunales donde los titulares de las instituciones de procuración de justicia se abstienen de rendir pleitesía al poder, y no están involucradas en actos de corrupción como lamentablemente sucede en este gran país.

Andrés no lo mató Loret de Mola, fue la realidad. Más tarde que temprano se iba a descubrir la farsa, el montaje del eterno mentiroso que predica la austeridad como forma de vida y que habita en un palacio; que asegura que un par de zapatos son suficientes para vivir con decoro, mientras tienes más de 50 pares de marcas prestigiadas, al igual de trajes, que no te luzcan es porque el hábito no hace la monje, tampoco milagros.

Al igual que su vástago José Ramón, mejor conocido en el bajo mundo como el “trivago”, hay miles políticos e hijos que sus padres los han hecho unos inútiles, que viven y gastan como jeques árabes gracias a nuestros impuestos y el tráfico de influencias. Andrés, esta historía no termina aquí, deberá recordar que tiene más descendencia en iguales o perores condiciones (Andy), que no tardan es exhibirlos como lo que son, unos buenos para nada, quizás sí, para seguir viviendo del erario, de nuestros impuestos.

En cada entidad de la república tenemos decenas, cientos de Andrés, mitómanos, corruptos, eternos vividores del erario, de tráfico de influencias, de la extorsión, etc., que seguramente en poco tiempo los volveremos a exhibir, a echar abajo sus respectivas farsas, como Loret de Mola lo hizo con el austero inquilino de Palacio Nacional; pido, suplico al Supremo Creador del Universo no se le vaya ocurrir Andrés atentar contra la libertad, o la vida de Carlos Loret de Mola, porque entonces sí habrá terminado de cruzar una frontera que no tiene regreso…

 A todos los Andrés de este gran país…