Zacatecas el infierno

O lo enferman o López Obrador lo reemplazará

Presagio  

“Vivir” en Zacatecas es cohabitar con el terror. Sería injusto, criminal, callar, y convertirme en cómplice de un gobierno que su discurso es mentir, sus justificaciones del fracaso es culpar al pasado, que desdeña el duelo, el dolor de las familias. La impotencia y rabia de centenares de familias de las víctimas fatales, los han conducido al infierno. La silla vacía en la puerta de la casa, porque ya no hay a quien esperar, el lugar vacío en la mesa, ya no se escuchará el te quiero mucho, regreso más tarde… ya no regresó.

En Zacatecas las políticas públicas son producto de una promiscuidad de intereses, no hay otra explicación. Mientras ríos de sangre se han convertido en parte del cotidiano panorama en la tierra de cantera roja y plomo, los lamentos, los interminables reclamos de justicia, los gritos de dolor de padres, hijos, abuelos, y amigos, parecen no ser escuchados en la oficina de quien afirma gobernar, mostrando su deshumanizado talante, que no carácter, pues comprobado está que no tiene. 

Sería ocioso acudir a la cifras de feminicidios y muertes por homicidio doloso, toda vez que portales, editoriales y portadas de medios de comunicación nacionales e internacionales son la la nota de ocho de cada día. Pasando a segundo plano el quebranto financiero, agrede, ofende el rosario de mentiras de un gobernador que no escucha al especialista en finanzas, y lleva con desparpajo al límite a profesores, jubilados, pensionados y proveedores, afirmando “no hay dinero”, cuando en realidad sí lo hay.

Seguir culpando al pasado no remedia, alivia, siquiera brinda un poco de consuelo a las familias en duelo, cuando no alcanzamos a imaginar la locura, el terror de las víctimas que son torturadas, violentadas, asesinadas, en muchos casos descuartizadas y en la mayoría desaparecidas, dejando un doloroso vacío a las familias que no tienen un lugar dónde rezarles, recordarles su amor y seguramente también pedirles perdón por haberlos parido, traído a la sucursal del infierno llamado Zacatecas.

Con certeza puedo afirmar que el 87.3% de los zacatecanos (me incluyo), poco les importa la suerte que corra el aún gobernador, que al paso que va o lo “enferman” y cede su lugar, o esperará hasta que una población más que indignada, encabronada, le muestre el camino a su rancho de donde no debió salir, y menos para llevar a Zacatecas a escenarios de miseria, de simulación, terror, de una actitud criminal incapaz de dar la cara por lo menos a los 300 mil confiados y necesitados zacatecanos que votaron por él.

No puede seguir culpando al pasado, y mucho menos con una sonrisa a flor de labios que envía el mensaje: “me le vale madres”; no pasa nada en Zacatecas; que él es el Estado, que nada, ni nadie lo podrá quitar, etc. Se equivoca rotundamente. El poder de una sociedad indignada, cansada, hasta la madre de un gobierno inútil, insensible, sumado a los resabios de López Obrador en contra de los Monreal (Ricardo y David), el día menos pensado el omnipotente poder del presidente le caerá encima, lo aplastará y nadie, ni su hermano Ricardo podrá defenderlo, quizás sólo canjearlo para elegir su sustituto. 

A este respecto por si el gobernador no está informado, me permitiré adelantarle: En la Ciudad de México el cercano e influyente grupo a López Obrador integrado por: Beatriz Gutiérrez Müller, Paco I. Taibo, John Ackerman, Alejandro Esquer; Jesús Ramírez Cuevas, Raymundo Artís, y Claudia Sheinbaum entre otros, preparan no sólo el relevo de Ricardo Monreal en la Presidencia de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, sino también el de su hermano David del gobierno de Zacatecas.

Zacatecas no merece el infierno…