Miserable Gobernanza

El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria 

Sir Winston Churchill

Bastó una investigación periodística de Norma Galarza, Heraclio Castillo y Gabriel Contreras, para exhibir la miserable visión de un gobernante que sólo atina a culpar a un pasado, al que por cierto perteneció, pero además privilegia el dispendio de recursos para premiar por “resultados” a los miembros de su gabinete, que implica una erogación mensual de +- 3 millones de pesos mensuales, que bien podrían ser utilizados en un necesitado sistema de salud pública estatal..

Basta recordar que David Monreal desde su arribo al poder esgrimió un lastimero discurso cuyo argumento central fue, y sigue siendo: “no tenemos dinero”. Lo hizo con los profesores, jubilados y pensionados del Issstezac, con cientos de burócratas despedidos en forma autoritaria, policías, etc. En los hechos, el gobernador muestra su verdadero rostro e intención de arribar al gobierno estatal para terminar de saquear el erario como lo hicieron a los que culpa del pasado, confiado en mantener a su gabinete callado, controlado y sumiso beneficiarios de los miserables bonos. 

Zacatecas hoy padece la indiferencia y arrogancia de un gobernador que llegó al poder “a sangre y fuego”, y que a seis meses de la administración pretende esconder bajo la alfombra la falta de oficio político, y de administración pública de la mayoría de los integrantes del Poder Ejecutivo comenzando por él; del desempleo a la alza, de un sistema de salud colapsado, de una política de impartición de “justicia”, con aroma a vendetta, y una violencia que ha cobrado casi 1 mil víctimas fatales durante su gobierno, y no menos de 3 mil zacatecanos desplazados por los cárteles, que terminaron unos cuantos en Estados Unidos, y el resto clamando ayuda en las afueras de Plació Nacional.

Por si esto no fuera suficiente, la migración interna, y hacia los Estados Unidos ha alcanzado cifras extraordinarias, producto de la desatención del gobierno estatal, y por supuesto del rotundo fracaso del Plan Zacatecas II instrumentado desde Palacio Nacional, que ha ratificado la política de López Obrador de “abrazos y no balazos”, en la que los tractores arrebatados a los agricultores se han convertido en instrumentos de transporte de sicarios, armamento, combustible y enseres para sostener una guerra que Zacatecas nunca pidió y mucho menos merece.

Sin importar ser reiterativo, hasta el momento no conozco un solo comunicador, columnista y/o periodista que quiera que le vaya mal al gobernador, pues entonces le iría mal a Zacatecas. David Monreal está encapsulado en una burbuja, cercado de ineptos y ocurrentes asesores que le dicen al oído lo que quiere escuchar, y no la grave situación del estado. Por su parte el secretariado por instrucciones del mandatario se cierra a escuchar, recibir cualquier sugerencia, consejo, u opinión para rectificar el camino andado, la mayoría disfrutan en una zona de confort como si Zacatecas pudiera sobrevivir los 5 años y 6 meses que le restan al gobierno estatal.

El desprecio por la suerte de más de 1.5 millones de zacatecanos por parte de legisladores locales y federales, que hasta el momento de redactar este despacho no ha habido uno solo, que con hechos demuestre su preocupación y ocupación por la tierra que los vio nacer. Por el contrario, cada pronunciamiento que hacen tiene un fétido hedor a futurismo, siempre mirando a un 2024, proceso electoral en el que seguramente miles de zacatecanos les pasará la factura ante su valemadrismo que muestran por sus aterrorizados y empobrecidos paisanos. 

Al respecto, sólo se escucha esporádicamente al senador Ricardo Monreal asegurar que su hermano David sacará la casta (…), pero hasta ahí. Mientras sus homólogos en las dos cámaras privilegian la foto, el exhorto, la denuncia, la conferencia de prensa, etc., desde la comodidad de una gran ciudad que los mantiene seguros, con restaurantes gourmet, grandes almacenes, tiendas de diseñador, y todas las comodidades que les permiten gozar los elevados salarios recibidos-que no devengados-en teoría, por legislar en favor de 125 millones de mexicanos. 

Por ahora la suerte de los zacatecanos está echada. Nada parece indicar que habrá un giro de timón que reencauce la ruta de la indiferencia y abandono que la “Nueva gobernanza” ha trazado para conducir a Zacatecas a un mayor estado de pobreza que apunta a una mayor migración, huida sería el termino correcto, de miles de familias que buscan un refugio para poner a salvo sus vidas y patrimonio. 

Miserable gobernanza, sólo eso…