En Zacatecas los periodistas en la mira de un gobierno fallido

Nunca son tan peligrosos los hombres como cuando se vengan de los crímenes que ellos han cometido 

Sándor Márai

Hacía décadas que los periodistas en Zacatecas no éramos perseguidos y acosados en una forma tan burda, grotesca, ante la obligada denuncia de la simulación, omisión y corrupción de un gobierno que finca sus intereses en la acumulación del poder político por encima de los una sociedad que los eligió para conducirla a buen puerto, y no precisamente al cadalso. Basta observar al gobernador David Monreal, que evidencia una desmemoria y apatía de su responsabilidad constitucional convertida en millonaria franquicia.

En anteriores administraciones los gobernadores acudían al “diálogo” acordando con medios y periodistas la compra de espacios publicitarios, mientras que a los adversarios aplicaban la máxima del dirigente nacional del PRI Alejandro Moreno: “A los periodistas no se le mata a balazos papá, se les mata de hambre”. Esta Nueva Gobernanza acude a la abierta amenaza, la utilización de un fiscal “ a modo” para intimidar, a las agresiones textuales de una jauría de funcionarios y aplaudidores en redes sociales, hasta el robo de vehículos como en el caso del colega Heraclio Castillo.  

El gobernador y su corte creen en forma por demás ingenua que replicando las agresiones del presidente López Obrador a periodistas que día tras día en Zacatecas, estarán en su ánimo para futuras “responsabilidades”. Se equivocan, las investigaciones periodísticas de un sinnúmero de colegas, ha generado no solo la caída en las preferencias electorales de AMLO, que le obligan a la utilización de sicarios, elementos paramilitares y de las fuerzas armadas para imponer su voluntad por encima de la de los ciudadanos, además de desquiciarlo.

El malestar, el encabronamiento del gobernador, y su pareja imperial, es sin duda es la exhibición de un mandatario rehén de intereses personales que nada tienen que ver con la responsabilidad de gobernar, pero sí de complacer a quien le autoriza ordena cada paso que da, además de exhibir el desaseo, la corrupción que los zacatecanos han ubicado al gobernador en el primer lugar en materia de corrupción, en el mismo sitio en seguridad y confianza (INEGI), y último en el ranking nacional de mandatarios, descrédito que parece ignorar para concentrarse en el proceso electoral del 2024.

Aún más, los constantes rescates al gobernador desde el Senado de la República con cargo al erario, faltaba más, ya no dan resultados. En Zacatecas dejaron de surtir efecto, por el contrario, a mayor número de espaldarazos, la percepción popular y la clase política confirman la inutilidad del gobernador, y su permanente dependencia de quien lo impuso en un cargo que durante más de una década ambicionó, pero a su llegada no supo qué hacer. Este es uno de tantos motivos que en el despacho del mandatario asumen como agresiones del gremio periodístico, que en realidad es exhibir su mediocridad, y ambición, pero sobre todo su valemadrismo para con los zacatecanos. 

La pareja imperial debe serenarse, los tiempos han cambiado, sus padrinazgos tienden definirse en el 2023 con miras al proceso electoral del 2024, y la pareja no tiene nada que aportar, si acaso 30 mil votos; la crispación social a punto de estallar; empresarios y comerciantes en pie de guerra; hospitales, médicos y personal sanitario sin atención, insumos y recursos; el alto clero católico exige resultados; los muertos se apilan impunemente cada día; el testador de la herencia “como gato boca arriba”; y por sino fuera suficiente, además del gremio periodístico crítico, visores del gobierno federal documentando el fracaso y abusos en nombre de la Cuarta Transformación.

No somos nosotros, son ustedes…