En política no hay amigos; no hay más que cómplices 

Rafael Barrett

Pareciera que Zacatecas está destinada a morir lenta y violentamente a manos de la pareja imperial David Monreal-Verónica Díaz, y la delincuencia, con la complicidad de los partidos políticos, legisladores y alcaldes de los llamados de oposición, aprovechando que los zacatecanos no reclaman sus derechos constitucionales a la salud, educación, trabajo, pero sobre todo seguridad de sus vidas y patrimonios, seguramente resignados a la voluntad del Santo Niño de Atocha.

En Zacatecas de acuerdo con los registros emitidos por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) en el mes de junio se registraron 111 homicidios en el estado de Zacatecas. Con más de 400 homicidios en lo que va del año, la administración de David Monreal no le interesa establecer una estrategia de seguridad que apunte a una luz el final del túnel, que llegue como una esperanza más a los paranoicos zacatecanos, debido a que los consortes políticos de la monarquía imperial han demostrado que la vida y patrimonio de los zacatecanos no está en su agenda.

Los nueve meses del gobierno de Verónica Díaz-David Monreal se han caracterizado por una pública corrupción en cuanto se refiere a la adjudicación de obra pública, que sin la menor intención de cuidar las formas han otorgado millonarios contratos a cómplices y mecenas. Por el contrario, han sido más que obvios en la las adjudicaciones. Basta mencionar que la obra el proyecto de modernización y ampliación de la vialidad El Orito salida a Guadalajara y Durango, costará 340 millones de pesos para 7.7 kilómetros de construcción, algo así como 44,155 millones de pesos por kilómetro. Seguramente pavimentarán con caucho reciclado como en Alemania y países bajos de Europa.

De igual forma, Zacatecas recibe anualmente un promedio de 900 a 1 mil millones de dólares, producto de las remesa de 1.7 millones de zacatecanos que residen en Estados Unidos, que han permitido durante décadas la subsistencia de 1.5 millones en Zacatecas. La entidad no ha tenido un solo gobierno que haya impulsado la generación de empleos, por lo que decenas de miles de zacatecanos siguen huyendo al norte ante la miseria y violencia, mientras el gobierno estatal los siguen ignorando, a pesar que muchos son asesinados en el camino y extorsionados desde Zacatecas por vivales traficantes y coyotes incluyendo los de la “alta sociedad”.

Las dirigencias de los partidos políticos del PRI, PAN y PRD han sido mudos, y comodinos cómplices de la desmedida voracidad de cada administración, y no se diga sus legisladores federales y locales, que han servido igual que sus dirigentes en carísimas comparsas con cargo al erario de los gobiernos en turno, como ahora lo siguen haciendo; el conveniente silencio de los opositores ha permitido a la voraz pareja imperial convertir al gobierno de Zacatecas en una franquicia familiar que usufructan sin rubor alguno, mientras la oposición sigue en su zona de confort con cargo al erario, faltaba más. 

No bastan airadas conferencias de prensa de dirigentes locales y nacionales y legisladores federales para decir lo que ya se sabe, que el gobierno y el gobernador de Zacatecas son un fracaso. Tampoco sirven aisladas voces en el Congreso del estado de algunos legisladores opositores, que si bien han puesto el dedo en la llaga, la mayoría siguen su camino hacia el proceso electoral el 2024, conscientes que nada cambiará. En realidad la clase política de Zacatecas además de costosa, se ha unido con la pareja imperial en un macabro juego de complicidades en lo que llega el 2024, mientras tanto seguirán los muertos, la corrupción y la ingobernabilidad, total, qué importa dirán, si se trata solo de Zacatecas.

Pobre Zacatecas tan lejos de Dios y tan cerca de sus victimarios