La República herida
En opinión del Dr. Jesús Corona Osornio.- El cáncer mata infantes, adultos y ancianos, pero el gobierno sigue prometiendo lo que no cumplirá, para el régimen que hoy gobierna, todo, absolutamente todo, es ideológico, la critica no tiene cabida, los errores no importan, lo que el líder haga es perfecto, no tiene equivocaciones, es genialidad, y quién ose señalar equivocación alguna, forma parte de los conservadores, los adversarios de la transformación.
Los hospitales siguen sin medicamentos, los tratamientos contra el cáncer escasean o llegan incompletos, los enfermos, al margen de la incertidumbre que les causa su padecimiento, tienen que enfrentar la terrible angustia que les provoca la falta de medicinas. Sume usted la pésima atención que otorga el personal de las instituciones de salud pública en el país, la que usted quiera, las burocracias siguen maltratando en términos generales a la población que requiere de esos servicios.
Los hospitales carecen de los implementos necesarios para realizar sus trabajos y tareas en óptimas condiciones. Los ajustes y recortes aplicados en aras de la mal entendida austeridad, han obligado a muchos empleados a invertir de sus escasos salarios, en herramientas que les permitan cumplir con sus encargos. Pasemos a otro asunto igual de grave, la inseguridad uno más de los pendientes de este gobierno y cuyas políticas públicas son inexistentes, solo el lema de “abrazos no balazos”, que no ha servido para contener la violencia del crimen organizado.
Más de 120 mil asesinatos en nuestro país, y el poder ejecutivo banaliza, culpa al pasado, nada se hacía antes, hoy todo ha cambiado, dicen desde el poder, lo cierto es que la percepción de inseguridad creció exponencialmente, en relación al 2021. Hoy 71% de las mujeres y 60% de los hombres en México, perciben una gran inseguridad y manifiestan miedo, en ningún sexenio, de eso que López llama neoliberales la percepción de inseguridad había estado tan critica.
La mayoría de las entidades federativas se tiñen de sangre, hemos llegado al punto de que ya es casi normal enterarnos de degollados, baleados, levantones, desaparecidos, secuestradas y secuestrados, asaltos, robos, robos con violencia, el lenguaje de los narcos hoy lo usamos indiscriminadamente en nuestras cotidianas charlas, hemos hecho parte de nuestras vidas al crimen organizado, memes, videos cortos, canciones, series de tv, ropa, términos como buchona y un centenar más. No es exagerado afirmar que el narco nos acompaña diariamente. Pero hay más en términos del crimen, el ejercicio periodístico no esta exento de la violencia que golpea la escasa tranquilidad social.
México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, de enero a junio del año en curso, doce periodistas han sido asesinados, amen de los ministros de culto que no han escapado a la barbarie; apenas hace unos días dos jesuitas fueron brutalmente asesinados, pero también mormones y de otras iglesias, mientras el presidente mexicano se da tiempo para compararse con Jesucristo, y regañar a la iglesia católica por pedir cambiar la estrategia de seguridad, el autoritarismo como norma.
La inseguridad en México denota, induce a creer que en realidad sí hay un pacto entre el poder ejecutivo y algunos carteles de la droga. Así se percibe, sin dudas. El jefe del ejecutivo, es proclive a jugar con fuego, está acostumbrado a chantajear, a extorsionar, amenazar, a mentir, y que con su actitud le ha restado credibilidad a una nación cuya imagen internacional era sino de excelencia, sí mucho mejor que ahora..
República herida, lacerada por la división, el coraje, el odio, la desesperanza. Una nación rota en mil pedazos sin visos de mejora, sin oportunidad de un futuro, un país que sangra todos los días, una ciudadanía cansada y sin rumbo, somos un muro de lamentos, gobernados por la escoria política refugiada en ese cártel llamado Cuarta Transformación.
Hasta la próxima.
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