IV Informe de Gobierno la gran farsa

En opinión del Dr. Jesús Corona Osornio.- El próximo 1 de septiembre se cumplirá el ritual del Informe de Gobierno, y aunque ya no tiene el boato y la algarabía de sexenios anteriores y a pesar de que el presidente López lo ha convertido en una especie de festival para la adoración de su figura, resulta importante escuchar, poner atención lo que vaya a decir. 

No informará nada nuevo, dirá que inauguró una refinería que aún no tiene petróleo para refinar, un aeropuerto, en el que tienen que llevar un ring de luchas para juntar cuando menos a los trabajadores de ese inútil armatoste, nos platicará que la Guardia Nacional cuenta con ciento diez mil elementos, pero no comentará que no están debidamente entrenados para labores que mucho tienen que ver la seguridad pública.

El ciudadano presidente, una vez más, por enésima ocasión repetirá la frase “no somos iguales” como ya lo repite ad infinitum en spots bastante malos, con la consigna que le dictó Epigmenio Ibarra, y hablará de un país que solo vive en su prolífica imaginación.

No explicará del cómo resolver el tema de la inseguridad, insistirá en su consigna de abrazos y no balazos, usará el adjetivo que es su favorito para referirse a la critica, “politiquería” y el termino “conservadores” y señalará lo que considera la mala prensa y estará rodeado por su equipo del gabinete, del gabinete ampliado, y todos lucirán sus rostros de miedo, de incongruencia porque saben que le han mentido al señor Presidente, y que López a su vez le mentirá al pueblo bueno y sabio, a la Nación entera.

Viviremos un ejercicio de autoengaño, en el que, su triunfalismo será el atributo con que el señor presidente alumbrará a los ingenuos, los que todavía le creen y hablará de lo que el denomina “programas sociales”, y con aire de grandeza asegurará que los índices de violencia y delictivos han bajado como nunca antes sin presentar prueba de eso, simplemente las gráficas truqueadas que le proporcionan sus trabajadores en funciones de secretarios y directores generales. 

Miles de acarreados aplaudirán como si estuviesen en un concierto de sus artistas favoritos, bien vale la pena la torta y el refresco y en algunos casos algo de efectivo para cerrar el fin de semana, dirán los ciudadanos buenos.

López Obrador, la figura central cotidianamente, desde eso que llaman “las mañaneras” que no son más que actos de propaganda, propaganda y más propaganda, inventando enemigos; utilizará el caso Ayotzinapa, para gritar que ya no hay intocables y dictará sentencia, sin ser juez y sin oportunidad para que los inculpados puedan defenderse.

El ciudadano mandatario, tendrá un discurso muy bien redactado, lleno de mentiras, autoelogios  y reconocimiento a la Marina y el Ejército, con quienes cogobierna e impone su voluntad. 

Tendrá palabras de reconocimiento para las dictaduras de Nicaragua, Cuba, y para los populistas Ecuador, Bolivia, para Alberto y Cristina de Argentina, insistirá en su pedestre idea de liderar Latinoamérica, se erguirá envuelto en sus propias palabras como el “salvador”, un prohombre y sus secuaces le festejarán semejante despropósito, amurallado en su ego desmedido, en su egocentrismo patológico se creerá un gigante.

El primero de septiembre será el día grande del ciudadano presidente de la República, licenciado Andrés Manuel López Obrador, con las manos vacías de triunfos, de crecimiento, de generación de empleos, de inversión nacional y extranjera, con las manos vacías a nivel internacional, sin logros en la salud, atinará a mencionar que hoy como no sucedía en los gobiernos neoliberales se han otorgado apoyos, presumirá sus programas estelares: Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el Futuro, Pensiones de la Tercera Edad, Madres Solteras y las becas para los estudiantes de nivel básico y medio, eso será en gran medida lo que “informará” se quejará como lo ha hecho desde hace cuatro años y repartirá culpas al pasado y a los expresidentes; México se la va de las manos y el señor, solo se escucha asimismo. 

Hasta la próxima