En opinión del Dr. Jesús Corona Osornio.- En México ha sido tradición que quién termina su presidencia, influya o claramente deje a su sucesor, durante el período priista así ha sido, salvo en 1994 cuando asesinaron al candidato Luis Donaldo Colosio Murrieta, el ritual se modificó para la designación de Ernesto Zedillo Ponce de León, que terminaría en franca confrontación con su ex jefe el presidente Carlos Salinas de Gortari.

Vicente Fox Quezada intentó dejar a Santiago Creel Miranda, pero, se atravesó Felipe Calderón Hinojosa y le arrebató a Fox la designación. Calderón designó a Josefina Eugenia Vázquez Mota, quién no convenció a un electorado que decidió por Enrique Peña Nieto, que a su vez designase a José Antonio Meade Kuribeña, derrotado ante López Obrador.

Los tiempos han cambiado vertiginosamente, en todos los ámbitos, no así para el “ciudadano presidente”. Atrincherado desde su palacio, maneja los hilos de su partido-movimiento, así le llaman sus voceros e ideólogos. En Morena no se mueve nada sin la autorización del gran líder guía y maestro, no es referencia a Mario Delgado, obviamente es a López quién de manera despectiva ha llamado “corcholatas” a los que él mismo ha designado como los contendientes a la candidatura de Morena para el próximo 2024. 

Claudia Sheinbaum Pardo, Adán Augusto López Hernández y Marcelo Luis Ebrard Casaubón , y pareciera que la favorita del presidente sería Sheinbaum, Adán Augusto anda lejos de las preferencias sociales y Ebrard terminará por salir del partido y ser candidato de otro, muy probablemente de Movimiento Ciudadano de su amigo Dante Delgado Ranauro.

Ricardo Monreal Ávila es un caso aparte, como presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, ha jugado un papel muy importante en los equilibrios que deben operar en un órgano tan complejo por la pluralidad que en ese foro habita.

Quizás en ocasiones ha parecido jugar a las contras con López Obrador, al parecer el doctorado en derecho y una amplia experiencia política le permitan ver lo que la cerrazón y la ignorancia jurídica de AMLO le ciegan, sin olvidar el acendrado talante impositivo de quién desde palacio dicta cada mañana que sí y que no en nuestro país.

Muchos miembros del gabinete y militantes de Morena quisieran que Monreal sea un muñeco obediente como lo son en ese partido. No es que Monreal pudiera ser un candidato ideal para la presidencia de la República, no, no es cerril ni marioneta, no es pedestre, y entiende muy bien la necesidad de una oposición fuerte y racional.

A pesar de todo, soy de los que creen que López Obrador, prolongará su mandato, no hablará de reelección directamente, pero sí de prolongar un par de años su presidencia para dejar al cien por ciento, lo que él cree es su cuarta transformación.

López ha seguido al pie de la letra lo establecido en el Foro de Sao Paulo y ratificado en Puebla, comenzar con la fase del socialismo y avanzar a la fase superior que es el comunismo. En las huestes de Morena los duros van ganado terreno, y cada vez más influyen en las decisiones políticas de Andrés Manuel, apoyados en la complicidad de la señora Beatriz Gutiérrez Müller esposa del presidente y reconocida militante socialista del ala dura.

Así las cosas pronto sabremos que el ciudadano de la austeridad, tendrá la oportunidad de anunciar que podría prolongar su mandato, como dice el clásico, “que tanto es tantito”. Por lo pronto el INE y la UNAM sufren los ataques de las hordas que encabeza Minerva Citlali Hernández Mora, Senadora y Secretaría General de Morena. 

Hasta la próxima