Llegó la dictadura militar
Una dictadura es un estado en el que todos temen a uno y uno a todos
Alberto Moravia
Conozco y respeto al Ejército Mexicano pues desciendo de una familia de militares. Hoy veo a nuestras fuerzas armadas convulsas, sometidas a los designios de un “comandante supremo” dedicado a debilitar las corporaciones policiacas, además de desaparecer a la Policía Federal, que en su momento se constituyó como una corporación eficiente en el combate al crimen, cediendo la seguridad y control del país a una élite corrupta de generales que obligan y someten a mandos y tropa a perder el honor y dignidad, convirtiendo a nuestras fuerzas armadas en vulgar servidumbre del poder presidencial.
“Haiga sido como haiga sido” la dictadura militar llegó. Estéril, ocioso, sería abordar el largo camino de corrupción que precedió a la institucionalización de la militarización del país, a manos de sumisos legisladores atados a la columna vertebral de un proyecto comunista que recorre de sur a norte Latinoamérica. La chusma ignorante que apoyó y apoya al demente mesías tropical serán testigos de la represión, tortura y desaparición de los suyos, verán correr la sangre a manos de militares, sin que ya nada puedan hacer.
Aprovechando la supina ignorancia de un pueblo harto, cansado de los gobiernos priístas y panistas, se echó a los abrazos de la mitomanía y demencia del presidente López Obrador, que hoy a cuatro años de su administración bajo la premisa que la corrupción sería combatida con fiereza por el macuspano, hoy Pío, Bartlett, Bartlett Jr, Delfina, y sus hijos dan cuenta que la corrupción que no combatió, por lo contrario la institucionalizó. Los excesos de secretarios, legisladores y dirigentes de Morena, contrasta con la miseria de un pueblo bueno y sabio.
Para quienes no han viajado a Cuba a Venezuela, ignoran el deleznable papel que desempeñan las fuerzas armadas en contra de la gente, de todo aquél que ose ejercer sus derechos universales de libertad de expresión, de pensamiento, de libre tránsito, de educación sin ideología, etc. Los militares se han convertido en juez y parte, en represores de los ciudadanos, que apresan, torturan y “desaparecen” aquellos que se opongan a la dictadura que obliga a la sumisión y esclavitud.
Allá ustedes que creen ingenua, estúpidamente que militarizando a México tendremos libertad, seguridad y el respeto a nuestros derechos constitucionales. Nadie, absolutamente nadie escapará a la represión militar hoy “legalizada”, oficializada por un mercenario grupo de legisladores al servicio del presidente, que también creen ingenuamente que por pertenecer a la cúpula del poder en turno su descendencia estará a salvo de una dictadura que terminará como en Cuba, en Venezuela. Sólo un pequeño grupo cercano al dictador gozará de las libertades y privilegios, el resto pasará a engrosar las filas de la dictadura del proletariado.
Será la historia quien juzgará a los traidores a México; nuestra descendencia a los que no fuimos capaces para defender este gran país, su presente, y su futuro, pero no aquellos que apoyaron la instauración de una dictadura por ignorancia, por hambre…
El verde olivo se teñirá de sangre
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