México en manos de un enfermo de poder

Con un poder absoluto hasta a un burro le resulta fácil gobernar 

Lord Acton

Esta frase del historiador, político y escritor inglés, define con precisión al presidente López Obrador, quien desde sus inicios en la política ha demostrado con creces su ignorancia, incapacidad para gobernar, y que ha utilizado el poder sólo para sus intereses personales ,que ha pasado por encima de todo aquél que no se someta a sus caprichos, incluyendo “amigos” y colaboradores, sin un ápice de lealtad y agradecimiento de su parte, por el contrario, lo hecho con saña, con rencor. 

Dejando atrás su largo historial de traiciones y obsesión por el poder, ya como presidente de México, ha “gobernado” a capricho, ignorando la ley, destruyendo las instituciones para lograr sus fines, saqueando los fideicomisos y todo recurso público. La mentira, el engaño ha sido su eterno discurso, al amparo de una “pobreza y honestidad”, que en los hechos demuestra su amor por el dinero-de los demás-del erario, para mantener a sus inútiles hijos y cónyuge, habitando un sobrio palacio, que el Rey del Cash terminó por exhibirlo.

El chantaje y la extorsión han sido la constante para someter a todos aquellos que como él han violado la ley, y han utilizado el poder para enriquecerse sin límite. Por si esto no fuera suficiente, ha impuesto desde sus inicios la omertá (ley del silencio) Que se echen la culpa pero que no hablen”, a todo aquél, aquellos, que para satisfacer su voracidad han incurrido en ilícitos en beneficio de López Obrador, o bien, en aras de otorgar impunidad como los casos de Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, ambos responsables de pérdidas de vidas humanas. “, como el caso de René Bejarano, silencio recompensado con generosidad. 

López Obrador ha corrompido todo lo corrompible en la actividad política, incluyendo al Ejército y Marina Armada. Ha celebrado alianzas con todos los que puedan ser útiles a su proyecto, para después desecharlos. En esta “alianzas” ha incluido a cárteles y organizaciones criminales, por las que hoy el gobierno de los Estado Unidos tiene en la mira al mandatario federal. Aún más, ha financiado y financia con millones de dólares a dictaduras latinoamericanas como plan “B” de fallar su objetivo de perpetuarse en el poder.

Los más de cien mil muertos y desparecidos han sido producto de su pública protección a las bandas de criminales que declaró que “también tiene derechos humanos”. Deleznable haber regateado, y aniquilado un sistema de salud, que sin bien no era el de Dinamarca, prestaba atención médica a millones de mexicanos. Un gran desabasto de medicamentos ha ocasionando la muerte de miles de personas, incluyendo niños. Habiendo militarizado el país, el Instituto Nacional Electoral (INE) y por la propiedad privada, inmuebles y dinero de cuentahabientes, pretendiéndoos seguir engañando con fines “sociales”, cuando en realidad son fondos para consolidar la dictadura que ya padecemos en México.  

Quienes lo justifican, y defienden son cómplices