Ejército y odio peligroso cocktail

Poder y fanatismo terminan en tragedia

Anónimo 

Después de cuatro años de ensayar una amorfa dictadura a manos de López Obrador, hoy podemos observamos con profunda preocupación, que las Fuerzas Armadas están sumergidas en las profundidades del narcotráfico, a esto habrá que agregar cinco días a la semana se escucha el discurso de odio desde el clown show de las mañaneras, homilía que se ha enquistado peligrosamente en el tejido social de nuestra patria, convirtiendo a su feligresía en beligerantes agentes defensores de la Cuarta Transformación. 

No hicieron falta los millones de correos hackeados a la Secretaría de la Defensa Nacional por el grupo Guacamaya Haks para saber, confirmar, que el Ejército Mexicano y la Marina Armada, López Obrador los había incluido en las “alianzas” para generar miles de millones de dólares para continuar financiado su  bolivariano proyecto político, y con el ejército en las calles, operar en el proceso electoral del 2024 en su favor, además de acrecentar y garantizar su poder desde Palacio Nacional.

En México hemos sido testigos de la complaciente omisión, y tolerancia de las Fuerzas Armadas para con los narcotraficantes, pero también de su participación en el trasiego de estupefacientes y custodia de los mismos. Sinaloa, Sonora, Zacatecas, Guerrero, Michoacán Veracruz, Tamaulipas, Baja California Sur y Norte, Nayarit, Campeche, Tabasco y Chiapas por mencionar algunos estados, sus habitantes han sido mudos testigos, incluso víctimas de la delincuencia militar, calificando el presidente como “hechos aislados” o campañas de los conservadores en su contra.

Por si esto no fuera suficiente, el discurso polarizador, de odio del presidente López Obrador, lamentablemente ha germinado en el ánimo de millones de ciudadanos fanáticos e ignorantes, capaces de defender hasta donde sea necesario el mitómano mensaje de su “mesías”, sí, el mismo que en campaña y desde el gobierno se ha presentado como el salvador de México, aunque los datos contradigan su discurso, ante una contrastante realidad que apunta a un Estado fallido, más cerca a un narcogobierno. 

Conforme transcurra el tiempo, los enfrentamientos del presidente con lo que queda de la oposición, y se aproxime la fecha de inicio de los  tiempos electorales con miras a la sucesión presidencial en el 2024, las Fuerzas Armadas incrementarán su presencia y poder intimidatorio en un sociedad civil inerme, como preludio a un posible golpe de Estado-quizás pactado con el presidente-mientras las hordas obradoristas harán lo propio, generando violentos escenarios propios de una revolución, en los que la confrontación ciudadana y la inminente intervención del ejército pondrán fin a la gobernabilidad y paz social de otros tiempos, “haiga sido como haiga sido”.

Militares y hordas peligroso cocktail