El 2024 será verde olivo

En el pasado, aquellos que locamente buscaron el poder cabalgando a lomo de un tigre acabaron dentro de él 

John Fitzgerald Kennedy

Esta frase del expresidente de los Estados Unidos, retrata de forma precisa el futuro de López Obrador. La semana que recién terminó se confirmó la supremacía del poder militar sobre el Ejecutivo federal. El general secretario Luis Cresencio Sandoval ratificó en los hechos que ningún poder, ley o institución está por encima de él, además de haber sometido públicamente al presidente de la República.

Los militares vía el general secretario, se han apropiado del control de todas las instituciones: El Congreso de la Unión en ambas cámaras, gubernaturas, aeropuertos, puertos mercantes, de la Fiscalía General de la República, carreteras, aduanas, y de miles de millones de pesos en “obras públicas” con el forzado beneplácito del presidente, el que en los últimos días de la semana que recién terminó hizo una estoica defensa de militar en mención, en clara muestra de sumisión, temor, más que lealtad.

Esta pública sumisión tiene su razón de ser. Los millones de correos electrónico hackeados a la base de datos de la Sedena por el grupo Guacamaya Haks, dan cuenta del contubernio de líderes de partidos políticos, gobernadores, legisladores, políticos, alcaldes políticos y “empresarios” inmersos en actos de corrupción, específicamente en el narcotráfico, que entregaron miles de millones de pesos en cash en diferentes etapas de la larguísima campaña de López Obrador por alcanzar la Presidencia de México; de este tema tiene suficiente información el general secretario Luis Cresencio Sandoval para doblegar al que sea, incluyendo al presidente.

Los servicios de inteligencia militar detallan en forma puntual cada paso, comunicación y operación de la mayoría de los miembros del gabinete presidencial, al igual que gobernadores y legisladores que en su momento militaron en el PRI, y PRD principalmente, y hoy lo hacen desde las filas de Morena. Magistrados y jueces no escaparon al espionaje militar, por lo que en el momento que el general secretario lo decida, los llamará cuentas para que se alineen en su proyecto político-militar para terminar de hacerse del poder en el 2024. 

López Obrador dejó de ser el presidente de México, su corrupción y el ejército lo vencieron, dejándole un miserable margen de “poder”, sólo para salir al paso de la información veraz de los documentos de Guacamaya Haks hechos públicos y los que falten, en los que también involucran a militares, marinos, pero principalmente a la llamada clase política de Morena, y defender lo indefendible con el trillado argumento: “Yo lo conozco, es un hombre-mujer-de bien, honesto y leal al movimiento; son campañas de nuestros adversarios enojados porque les quitamos millonarios negocios y eliminamos la corrupción”.

Las corcholatas favoritas del presidente, incluyendo las de segunda, serán las siguientes víctimas del militar. Las candidaturas que surjan de partidos opositores al régimen, deberán cambiar su estrategia político-electoral y dejar de desgastarse exhibiendo al inquilino de palacio, y sus excesos en el uso del poder presidencial, su verdadero adversario viste de verde olivo con medallas en el pecho. 

Por otra parte, que ninguno de los investigados por inteligencia militar se sientan a salvo quedando bien con el presidente, lo mejor será que cambien el destinatario de los “sobres amarillos” que siguen enviando a Palacio Nacional, al despacho del general secretario Luis Cresencio Sandoval. 

Verde olivo con aroma a Guacamaya