El presidente

El egocéntrico solo tiene una forma de ver el mundo, de forma que todo le ocurre a él y todo le tiene que beneficiar a él

Sentencia popular 

Elena Chávez desnudó a López Obrador en el Rey del Cash, mostrando su mitomanía, su obsesión por el poder, su naturaleza vengativa, y traidora, pero sobre todo, su mayor defecto y debilidad, su exacerbado narcisismo. Habiendo cedido la presidencia a los militares, nada más ofensivo y dañino para el inquilino de palacio que relegarlo a segundo término, centrando la crítica, la confrontación mediática en el General secretario Luis Cresencio Sandoval presidente de facto.

Millones de mexicanos vivimos engañados desde el inicio del gobierno de López Obrador, creyendo que era el presidente de México. Antes que rindiera protesta, el ejército ya tenía la bota en su cabeza. En una reunión privada entre López Obrador y Cresencio Sandoval registrada en los archivos hackeados por el grupo Guacamaya Haks, da cuenta que el militar le mostró información recabada por inteligencia militar, sin acusarlo directamente, de un sinnúmero de miembros de su gabinete, gobernadores, alcaldes y legisladores de Morena ligados al narcotráfico, defraudación fiscal, extorsión, peculado y lavado de dinero en sus campañas y desde la Jefatura del Distrito Federal. 

El mensaje había sido entregado, y López Obrador acusó de recibido.

El General secretario de la Sedena no solo permitió a López Obrador que desempeñara el cargo de presidente de México, sino también, lo “convenció” para delegar al ejército múltiples tareas en la administración pública civil, además de asignar miles de millones de pesos, asignándole sus faraónicas obras (IFAI, Dos Bocas, Tren Maya), incidir en las decisiones de los poderes Legislativo, y Judicial, cabildear ante la Secretaría de Hacienda, todas las instituciones del Estado mexicano, y con poderosos empresarios, con carta blanca para hacer y deshacer con impunidad.

Nada más letal para López Obrador que dejen de criticarlo y la crítica se enfoque en el General secretario Luis Cresencio Sandoval como presidente de facto. El ego del inquilino de Palacio Nacional no lo soportará, su dañado corazón tampoco, estallará en cólera, se sentirá traicionado con el ejército, pero consciente que nada podrá hacer, pues el General secretario lo mantiene rehén de su pasado y presente, del futuro mejor ni hablar. 

López Obrador Necesita sentirse amado, alabado, idolatrado por millones de ilusos, de ignorantes paras ser más preciso, por sus cómplices, pero también de la diaria confrontación con opositores, periodistas, incluso con gobiernos extranjeros, en la que utiliza el poder del Estado para avasallar, incluso burlarse, es el oxígeno de cada que necesita para seguir vivo. 

Cambiemos la estrategia, ignorémoslo, confrontemos al militar como presidente de facto de nuestro México, dirijamos las baterías a quien realmente “gobierna” el país, el que le aplicó la misma estrategia que el macuspano utilizó con aliados y cómplices para someterlos: la extorsión, el chantaje.

El secretario de Gobernación confirmó esta hipótesis