Napoleón Gómez Urrutia un delincuente con fuero

Para quienes tenía alguna duda de las abusos y delitos cometidos por el ciudadano canadiense y senador de la República Napoleón Gómez Urrutia, mejor conocido en el bajo mundo como “Napillo”, Elena Chávez autora del exitoso libro El Rey del Cash, da cuenta puntual de la negociaciones del “líder” del sindicato minero, para regresar a México con inmunidad garantizada por López Obrador. Por cierto, Gómez Urrutia nunca ha sido minero, tampoco conoce una mina, literalmente hablando. Aquí dejo sobre la mesa este importante testimonio.

Hasta Canadá, donde estaba exiliado, le llegó a Napoleón Gómez Urrutia un mensaje de que López Obrador, candidato presidencial de Morena, y quien iba adelante en las encuestas, le tendía la mano para que regresara a México. Podría volver a vivir tranquilamente, sin ningún temor, sin la amenaza de ser aprehendido por el desfalco millonario hecho al sindicato de mineros. 

El regalo que le ofrecían era una senaduría plurinominal, de esas que no cuestan nada de trabajo y con las no se hace campaña, lo cual le permitiría simplemente sentarse en la curul a ganar dinero, protección y negocios, con la condición de ayudarle a López Obrador a que el voto de los trabajadores fuera para él en la elección de 2018. 

El impresentable Gómez Urrutia, a quien el presidente cuestionó duramente cuando salió a la luz pública el desvío de recursos de los trabajadores, ¿qué creen?, se había equivocado al juzgarlo, no era un delincuente, sino una pobre víctima del sistema priista.

El 19 de febrero del 2018, unos meses antes de la elección presidencial, el tabasqueño salió a defenderlo públicamente de las críticas: “Siempre he estado en contra de las represalias tomadas desde el poder por decisión de los grupos de intereses creados. Napoleón Gómez Urrutia, como otros dirigentes sociales y políticos, ha sido perseguido y estigmatizado por la propaganda oficial y oficiosa”. 

Y sin más, el pobre, no por falta de dinero, sino por ser acosado políticamente, según Andrés Manuel, se vino volando a cumplir con su encomienda de darle votos y, seguramente, porque así operan, dinero para la campaña y lo que pudiera ofrecerse. Total, los recursos robados a los trabajadores mineros seguían intactos, pues el líder sindical los triplicó en Canadá donde vivió muy “humildemente”.

De esa calaña de personajes necesitó Andrés Manuel López Obrador para asegurar su triunfo. Puso a los más corruptos de los corruptos de su lado, no solo para darle votos y dinero, sino también para aprobar a mano alzada sus iniciativas, como ha sucedido en el Senado de la República. 

Gente cercana a Yeidckol Polevnsky, entonces líder de Morena, me contó que el dirigente minero cumplió con sus aportaciones desde el primer día que llegó a México. Su nombre, me dijeron, aparece en una lista de legisladores que patrocinaron su propia senaduría y la campaña del candidato presidencial.

Tiene razón Don Carlos Pavón