“Desaparecidos”

A sus familias 

Desaparecidos un término que se ha convertido en parte de las frases cotidianas que al pronunciarse esconde el doloroso agravio a miles de familias que las 24 horas del día se han convertido en un interminable terror, en una cruel pesadilla ante la incertidumbre de la suerte que corren sus seres queridos, su sangre, a manos de delincuentes protegidos por el Estado.

Nadie, absolutamente nadie, podrá siquiera intentar narrar, describir la locura que se adueña de las mentes de cada uno de los padres, madres, hermanos, abuelos y demás familia, que al transcurrir cada segundo no dejan de imaginar los más dantescos escenarios en que podrán encontrase sus seres queridos, pero también, una luz de esperanza que nunca se apaga a pesar del vendaval. 

México supera las 100 mil personas registradas como desaparecidas de acuerdo con datos oficiales del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, según reporte del mes de septiembre del año en curso. La Comisión Nacional de Búsqueda de Personas señala que una de cada tres personas desaparecidas en la administración del presidente López Obrador, suman 31 mil 533 desaparecidos, que en términos absolutos significa que 1 de cada 3 desparecidos son responsabilidad de su gobierno.

Llaga la noche, José y Elena su mujer evidencian los efectos de su tragedia al no saber de sus 2 hijos levantados a la puerta de su humilde vivienda hace más de 1 año. Sus miradas siempre extraviadas, sus pensamientos alejados de la realidad contrastan con su terca necesidad de seguir buscándolos por todo el país; anfiteatros, penales locales y federales, estaciones de radio, televisoras, instituciones no gubernamentales, fiscalías y hasta redes sociales sin resultado hasta ahora, sitios que sea han convertidos en el pan de cada día,.

El profundo dolor de la patria ante su destrucción a manos de un gobierno corrupto, demagogo, arbitrario, y omiso, no llega a compararse con el que sufren padres y familiares ante sus hijos “desaparecidos”. Mientras esto sucede, mandatarios y políticos sonríen ante las cámaras, utilizando los recursos públicos para sin rubor alguno continuar con su frenética carrera por alcanzar posiciones superiores, que a la postre, como siempre, terminarán redituando pingües negocios, mientras las víctimas siguen su incansable búsqueda.

Sólo respiran para seguirlos buscando