La ridícula política exterior de México

En opinión del Dr. Jesús Corona Osornio.- López Obrador ha soñado en convertirse en el líder de América Latina, sin embargo, cada día los presidentes de los países de Latinoamérica se alejan de México, gracias a las ideas absurdas de un presidente que desea imponer no en su país solamente, sino en todo un continente, sin embargo, la necedad de apoyar a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, están ya teniendo un costo para nuestro país.

En columnas anteriores, en El Acento he afirmado que somos el país de una sola voz, que es el presidente López quien en realidad es el que decide qué hacer en todos los ámbitos del quehacer de cada Secretaría, lo mismo en la de Hacienda, Economía o Relaciones Exteriores, en todas, sin que quienes ocupen tales cargos tengan ningún margen de autonomía.

El ciudadano presidente, ha mostrado su lado más ignorante en cuanto a diplomacia, un hombre vulgar, sin cultura y sin roce internacional, decidido a no escuchar a nadie, un personaje que cree saberlo todo, ha colocado a nuestra Nación en el lugar incómodo de la crítica dura, Lula Da Silva, presidente de Brasil, es quien verdaderamente lidera a los países de la región. 

Alberto Fernández, presidente argentino, un político torpe, está considerado mucho mejor que el mexicano, el presidente chileno Gabriel Boric es sin dudas un talentoso político de izquierdas, cada uno de ellos se ha alejado de AMLO, al considerar que la política exterior de nuestro país, está enrarecida, por decirlo de manera sutil, sin rumbo, ni dirección valorativa.

López no entiende la Doctrina Estrada, hace de ella una interpretación errónea, se aleja de la esencia, la no intervención, Andrés Manuel, sí interviene al opinar o apoyar a quien según su entendimiento tiene la razón, como recientemente sucedió en el autogolpe de estado que trato de imponer Pedro Castillo en el Perú.

Para las leyes peruanas y de acuerdo a su constitución el señor Castillo cometió actos ilegales, pero el presidente López ha comentado a favor de Castillo, sin que tenga porque opinar ni intervenir en asuntos de otras naciones.

Al presidente mexicano la diarrea verbal le gana a la razón, su limitado intelecto, su vulgar ambición, su ansiedad por ser reconocido internacionalmente, de verdad él cree poseer una ilimitada capacidad de liderazgo ideológico, político y social.

El ejecutivo mexicano, ha ofendido al pueblo peruano, al no reconocer de inmediato a la presidenta Dina Boluarte y ofrecer asilo al exmandatario Pedro Castillo. La injerencia de México, dadas las declaraciones de López y del canciller Ebrard, han sido consideradas por las actuales autoridades del Perú como una ominosa intromisión de las autoridades mexicanas.

López Obrador un ferviente creyente de violentar las leyes, de no respetar las normas jurídicas, en su inmensa ignorancia cree que como en nuestro país le funciona, así debe ser allende nuestras fronteras.

El inflamado ego del presidente mexicano, su desconocimiento de las reglas de la diplomacia, la falta de autocrítica, y la carencia de una cancillería capaz y asertiva, con conocimiento, colocan a México en el ridículo, en lo ofensivo, y cada vez es mayor el rechazo a la figura del señor López Obrador.

El Senado no define la política exterior, es el presidente Andrés Manuel quien decide sin consultar a los integrantes de la cámara alta, terrible el desprestigio, hoy somos la burla de muchas naciones que observan como un país que tuvo principios internacionales, sólidos, hoy no sea ni sombra de aquellos tiempos en el que la voz de Los Estados Unidos Mexicanos era aclamada. Hoy, solo las dictaduras sanguinarias del continente celebren las locuras de López. 

Hasta la próxima