Mexico la insurgencia que viene
Mi solidaridad a Ciro Gómez Leyva por el cobarde atentado
Como lo he venido anticipando, un presidente desquiciado y en modo pánico ante la drástica caída de su techo electoral reducido a +9/10 millones de votos, acudió al autoritarismo pasando por encima de la Constitución para jugar con 12 jugadores incluyendo el árbitro, contra los 11 que representamos la mayoría en el país en el proceso electoral del 2024, en aras de evitar su inminente derrota a manos de millones de mexicanos cansados, hartos, hasta la madre de la destrucción de sus instituciones, del país.
Las autoritarias reformas al Instituto Nacional Electoral (INE), entregan la elección al gobierno federal, que lo convierte en juez, parte, y árbitro de la contienda, para que Morena, partido propiedad del presidente y sus candidatos, garanticen el triunfo sobre la alianza opositora, y de esta forma obtengan la anhelada extensión transexenal del gobierno de la Cuarta Transformación, armado de una imbatible mayoría en el Poder Legislativo, con el control del Poder Judicial, y con ello, obtener la ansiada impunidad que el presidente y cómplices necesitan para evitar ser sometidos ante la justicia por su aviesa y pública corrupción, que no esconden, que presumen, que ostentan.
Después de narrar en mi columna el oscuro escenario que viene para México, se realizaron algunas entrevistas a la cual respondieron casi en forma unánime: “Cómo cree, no habrá dictadura, estamos en México, López Obrador no se atreverá a tanto, no pasará nada, todos seguiremos viviendo igual, ni más pobres, ni más ricos, así ha sido siempre”. Hoy lamento informarles que se equivocaron, que no quisieron ver lo que viene, que creyeron que sus vidas y las de sus familias seguirían igual, cuando en realidad nada será igual, un “humanista” comunismo será el nuevo evangelio del próximo gobierno.
Seremos testigos de una nueva nacionalización de la banca para evitar que la “oligarquía y conservadores se lleven los capitales al extranjero”; la economía y educación pasarán bajo la rectoría del Estado; el sistema de salud terminará de colapsar; las garantías de libre tránsito y expresión serán eliminadas por el Estado a manos del ejército y fuerzas armadas; el gobierno entrante aprobará un término para que todos aquellos que no comulguen con la nueva revolución salgan del país; periodistas y medios de comunicación serán sometidos, los críticos desparecerán, y así sucesivamente. Si aún quedan algunos escépticos encomiéndese a Dios como pide David Monreal gobernador de Zacatecas ante su incapacidad de contener la violencia en su estado.
La clase media, incluyendo millones de ciudadanos en pobreza y extrema pobreza agraviados por las políticas públicas y el autoritarismo del presidente, saldrán y tomarán las calles, enfrentarán en defensa de sus familias a las hordas obradoristas acicateadas desde Palacio Nacional dirigidas por agitadores cubanos, y venezolanos, sicarios del CO, y a las fuerzas armadas, prestas a “salvaguardar” el orden constitucional, convirtiendo al país en un gran polvorín que arderá como una gran hoguera en Latinoamérica anunciando el nacimiento de una nueva dictadura, mientras el gobierno de Estados Unidos lamentará su debilidad ante el gobierno del nuevo dictador de América Latina, que dejó hacer y deshacer a sus anchas.
No nos van a callar, ni amedrentar
Si el Supremo Creador, la salud y mis adversarios lo permiten regresamos en enero del 2023
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