Hambre, dignidad y limosnas
Cuando yo era chico me decían que cualquiera podía llegar a presidente de la nación. Estoy empezando a creerlo
Clarence S. Darrow
Desde hace siglos las necesidades de los mexicanos de a pie han sido las mismas, siempre ligadas al hambre, a la pobreza, y también a la fauna política, que como aves de rapiña sobrevuelan a su rededor esperando la putrefacción del cadáver; mientras eso sucede, le arrojan algunas migajas, limosnas, para mantenerlos con vida y así seguir haciendo negocio. La pobreza desde tiempos ancestrales ha sido el mejor negocio principalmente para los políticos.
Hoy gracias a la declaración del presidente: “Ayudando a los pobres va uno a la segura, que no es un asunto personal, es un asunto de estrategia política”, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que el 100% de gobernantes, legisladores, alcaldes y políticos emanados de Morena y cómplices tienen dos objetivos fundamentales en su participación en la Cuarta Transformación: seguir utilizando a los pobres para apoyar el “proyecto” del presidente y por supuesto, el enriquecimiento personal con cargo al erario y los negocios que amparen el ejercicio del poder.
A pesar de la declaración del presidente la gente se pregunta el por qué 22 millones de ciudadanos siguen aceptando los “apoyos”, limosnas repartidas con abiertas intenciones electorales, como sino tuvieran dignidad. La respuesta es simple: las necesidades, el hambre, la pobreza está muy por encima de su dignidad y de ello se aprovechan los mercenarios de la política de los partidos políticos Morena, Verde Ecologista y del Trabajo.
La manipulación de los pobres y el reparto de limosnas por el gobierno federal se radicalizará. López Obrador ha perdido 15 millones de sufragios en las elecciones intermedias, en las consultas de Juicio a los Expresidentes y Revocación de Mandato; el presidente sabe que no le alcanza, y que cueste lo que cueste comprará los votos que sean necesarios, ahora que el Cártel de Sinaloa dejará de ser su aliado por obvias razones en el pacífico y norte de México, que seguramente tendrá efecto dominó con otros cárteles por falta de cumplimiento de los acuerdos con el gobierno federal.
A pesar del multimillonario dispendio de recursos, López Obrador sabe que su proyecto está en riesgo. Su primer objetivo era perpetuarse en el poder, para ello contaba con reparto discrecional de dádivas como política pública, el ejército, fuerzas armadas y el Cártel de Sinaloa. Sin embargo, ante los magros resultados obtenidos en el 2022, las presiones del gobierno de Estados Unidos, el viraje del General secretario de la Sedena a la institucionalidad producto de los reclamos de militares de alto rango (activos y en retiro) y la amenaza latente de ser extraditado a los Estados Unidos por presunta complicidad con el narcotráfico, el escenario dio un giro de 360 grados, por lo que el plan “B” del presidente es sólo impunidad al término de su mandato.
No olvidar, nada es para siempre…
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