Zacatecas un viaje al terror

La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad Thomas Mann 

Al momento de redactar este despacho se llevaba a cabo las exequias de las 3 jóvenes colotlenses secuestradas y asesinadas en el municipio de Tepetongo, Zacatecas. Sí, en el estado que el gobierno y empresarios piden a los zacatecanos se hable bien, y que sólo falta pidan invitar a los turistas a un viaje de terror con altas posibilidades de ser secuestrados y asesinados ante la ausencia de gobierno, de gobernador.

Ninguna crónica, narrativa, o reportaje podrá reflejar el terror de las víctimas cuando después de ser interceptados por los psicópatas, se encuentran cara a cara con ellos, a su merced, inermes, transcurriendo por su mente millones de probabilidades, incluyendo salvar la vida, cuando la realidad se hace presente, son torturados mental y físicamente, abusados para posteriormente asesinados entre festiva psicosis y drogas a manos de sus verdugos, siempre pidiendo, rogando a Dios terminen lo más pronto posible con sus vidas.

Aunado a los anterior, el profundo dolor, la pesadilla vivida por padres y familia cuando perdieron contacto con sus seres queridos, haciéndose presentes sus reclamos al cielo de “Señor por qué a nosotros”, el profuso e interminable llanto, la inapetencia, el interminable insomnio acompañado de dantescas escenas del posible destino de sus familiares, pero sobre todo, la obligada pregunta que se hacen: Dónde estaba el gobierno, la policía, la Guardia Nacional, el Ejército cuando se los llevaron y los asesinaron. 

Ningún dolor o reclamo de los familiares de los más de 3 mil 500 “desaparecidos” y el asesinato de más de 1 mil 400 ciudadanos en Zacatecas, inmuta a un gobernador que no pierde la sonrisa, por el contrario, se burla de los zacatecanos con fantasiosas declaraciones: “Crearé un Centro de Inteligencia” (¡!) acompañadas del sarcástico discurso: “estamos trabajando por la paz”, mientras 83 de cada 100 zacatecanos exige su renuncia.

Entre llanto y coraje doña Luisa abuela de un joven zacatecano asesinado durante una ejecución en su colonia, lloraba sin cesar al pie de su féretro, y se defendía ante los reclamos familiares y de sus vecinos por el recibimiento y aplausos al mandatario estatal: “fui a recibir a don David, al gobernador, como muchos de ustedes para ver qué me daba y hasta creí que era buena gente, les pido perdón, me equivoqué; le pido a Dios lo castigue donde más le duela. 

En Zacatecas se puede observar a empresarios beneficiarios del gobierno en turno; propietarios de medios de comunicación generosamente convenidos; páginas de aplaudidores; políticos que privilegian las campañas preelectorales; dirigentes de partidos políticos de “oposición; legisladores alineados con Verónica Díaz Robles consorte política del gobernador, los demás solo con el erario y sus intereses y alcaldes, que un día critican y al otro alaban al poder en turno; estos son los aplaudidores y cómplices de la muerte y desgracia de miles de zacatecanos.

Tiene razón el periodista Diego Enrique Osorno: el crimen organizado en México es el que se origina, sostiene y nutre desde las estructuras del Estado, en particular de aquellas que teóricamente existen para combatir, precisamente, a la delincuencia, Zacatecas es el mejor ejemplo. 

Zacatecas tierra de terror y muerte