Gobernadores o empleados del Presidente

En opinión del Dr. Jesús Corona Osornio.- Uno de los dilemas de la llamada Cuarta Transformación (deformación), es la confusión que tienen quienes fueron votados en los estados para ejercer como gobiernos. Tímidos ante el señor López, intentan no molestar al habitante abusivo del Palacio Nacional, joya de todos los mexicanos, hoy en manos de un grupúsculo.

Los gobiernos morenistas al interior de la república son, sin duda, cuevas de hipocresía, corrupción y abuso de poder, pero delante de López todos se hacen chiquitititos. Cada gobernadora y gobernador de la casa Morena, intentan quedar bien con el presidente, buscan afanosos la palmadita, la palabra de reconocimiento, la buena calificación.

El ciudadano López gusta mucho, en público decir; “es una persona honesta, yo la conozco” es decir otorga “patentes de corzo” sobre la honorabilidad de los de su grupo, de sus lacayos.

Así ha sido con Delfina, Layda y con cuanto miembro de su movimiento, hayan sido exhibidos como violadores de las leyes o corruptos, el señor López de inmediato los defiende y avala sus conductas y honorabilidades, cuando la de él mismo, está en duda desde hace mucho tiempo.

La cuarta transformación es una amalgama de personajes disímbolos, provenientes sea del Revolucionario Institucional, Revolución Democrática, y algunos pocos de Acción Nacional, o de los varios movimientos de las izquierdas del país, la mayoría bajo sospecha de corrupción.

Al presidente le agradan los personajes con negro historial, Bartlett, Ovalle y otros más, la mayoría de quienes integran Morena, abandonaron sus partidos sin importar sus ideologías, principios y coincidencias programáticas.

Morena es corrupción de origen, poco les importó destruir financieramente al perredismo, llevarse cuadros y adueñarse de las estructuras municipales y seccionales, para conformar ese frankestein llamado Movimiento de Regeneración Nacional.

López Obrador necesita para sobrevivir políticamente de esos lacayos que no lo cuestionen, que le deban el favor de haber soslayado sus pecados de corrupción, eso es lo que los tiene encadenados al tirano.

Existen dentro del equipo del ciudadano Andrés Manuel, sicarios políticos, Adán Augusto es el más importante, Jesús Ramírez, Epigmenio Ibarra, Taibo II, y otros no menos importantes, existen los operadores financieros, sean gobernadores o cuadros colocados en los gobiernos estatales o municipales.

Los gatilleros de la palabra, esos que se fingen periodistas y que son propagandistas o meros falseadores de la realidad, que ha cambio de un par de monedas, asesinan al periodismo o eso pretenden al menos.

Sin dudas son las gobernadoras y gobernadores de Morena los “queda-bien”, quienes desean ser los primeros en cumplir los caprichos y ocurrencias del señor del palacio.

Olvidan eso de la autonomía de los estados, olvidan que fueron votados para administrar los recursos de sus entidades, los recursos financieros y mejorar las condiciones sociales y de salud de sus gobernados. 

La mayoría de esos gobiernos no resuelven los graves problemas de inseguridad, Zacatecas, Guerrero son claros ejemplos de ineptitud y ausencia de autoridad. No pocos gobiernos de Morena están para simular y obedecer a ciegas a quién le temen, pero, que también idolatran. López el emperador.

Hasta la próxima