Nada es para siempre
Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje
Aldous Huxley
La audacia y el profundo conocimiento de las entrañas del sistema político mexicano, aunado a una prolongada capacitación de la administración pública y ciencia política recibida por parte del Estado mexicano emanado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), permitieron a Ricardo Monreal escalar niveles insospechados en el escenario político nacional.
Después de haber sido en dos ocasiones diputado federal (1988-1991 y 1997-1998) y a un escaño en el Senado de la República (1991-1997), decide buscar la candidatura al gobierno de Zacatecas por su partido el PRI. “Todos me conocen en Fresnillo” confió a sus amigo el Arq. Pedro Lara Rojas, necesito me organices reuniones con la clase empresarial de Zacatecas para que apoyen el proyecto.
En 1998 deserta del PRI ante la negativa del presidente Ernesto Zedillo de hacerlo candidato al gobierno de Zacatecas, y recibe el apoyo de Amalia García Medina para incorporarse al Partido de la Revolución Democrática (PRD) ganando la gubernatura. De ahí en adelante todo fue miel sobre hojuelas para el ahora coordinador de la JUCOPO del Senado de la República, además de convertirse en amo y señor del destino político de su tierra natal.
En el 2012 fue designado coordinador general de la campaña presidencial por la Coalición Movimiento Progresista con López Obrador como candidato, elección que perdió, desde entonces mantuvo una conveniente cercanía con el macuspano, porque literalmente “le vio futuro”, y no se equivocó. Su cercanía llegó a tal grado que desayunaba con el presidente en Palacio Nacional hasta tres veces por semana.
Sin embargo, reza la sentencia popular “nada es para siempre”, Monreal Ávila se equivocó; los obradoristas lo acusan de traicionar al presidente operando para los opositores la elección del 2021en la Ciudad de México para que Morena, mejor dicho Claudia Sheinbaum, perdiera el 50% de las alcaldías.
Esta fue la gota que derramó el vaso y a partir de ahí se rompió la comunicación y buen trato con el presidente, a pesar que Monreal Ávila lo intentó todo para reconciliarse con el rencoroso mandatario.
Tan mal le ha ido a Ricardo Monreal, que su excuñada Verónica Díaz Robles delegada del Bienestar en Zacatecas, lo desbancó del cacicazgo en la entidad, borrando de un plumazo al “monrealismo”, dejándole sólo migajas del pastel para su “gente” en el Comité Estatal de Morena. Por si esto no fuera suficiente, Adán Agusto López beligerante secretario de Gobernación, lo desplazó de la operación legislativa y lo convirtió en su empleado.
El senador fresnillense es el mejor ejemplo de las ancestrales, nocivas prácticas y vicios del viejo PRI, que ahora con piel morena han conducido al país a escenarios catastróficos, y su destrucción. Del respeto, incluso temor que le guardaban sus seguidores, pasó a convertirse en sumiso actor suplente de los propietarios temporales del poder, que no le perdonan la traición a quien lo llevó a la cúspide del poder.
No olvidar, nada es para siempre
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