Desesperado
El hombre arruinado lee su condición en los ojos de los demás con tanta rapidez que él mismo siente su caída
William Shakespeare
De aquél López Obrador recién llegado a la Presidencia de la República sólo queda el nombre. A casi cinco años de haber asumido el poder, cada día se muestra más irritable, mitómano e intolerante a los objetivos señalamientos de la prensa no alineada con el poder, que lo exhibe a él, hijos, familia y cómplices en su gobierno como vulgares ladrones.
Los contratos de obra pública a familiares directos del presidente, la intervención de sus hijos en sus adjudicaciones, la compra de fastuoso departamento y viajes por el mundo del general Cresencio Sandoval secretario de la Defensa Nacional, han obligado al presidente a pasar a la defensiva como gato boca arriba, ante el regocijo de cientos de sectores sociales agraviados.
Horas antes, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) invalidó el acuerdo del mandatario que publicó en 2021 para blindar la información de sus obras insignia, López Obrador publicó el mismo jueves en el Diario Oficial de la Federación (DOF) un decreto para mantener como de seguridad nacional la información del Tren Maya, aeropuertos del sureste y el Corredor Interoceánico.
Aún más, el general Cresencio Sandoval secretario de la Defensa Nacional mantiene al presidente como rehén literalmente hablando, gracias a las investigaciones de la propia institución castrense de su oscuro pasado, y de los innumerables actos de corrupción que ha cometido y también su familia. Es por ello la cesión de miles de millones de pesos del erario a la Sedena y todos los contratos habido y por haber, no son en balde.
López Obrador sometido a tres fuegos: Los presuntos acuerdos con el narcotráfico (CDS), la amenaza latente del secretario de le Sedena, y la corrupción de su familia, ante este escenario de tres pistas, el presidente demuestra cada día mayor desesperación e incrementa su beligerancia en contra de todo aquél que represente un riesgo, principalmente en contra el Poder Judicial, sabedor que podrá caer en sus manos.
El presidente pretende “desaparecer” al Poder Judicial y sustituirlo por la Tremenda Corte, integrada por neófitos y sumisos ciudadanos, para ello cuenta con la Cámara de Diputados en la que su bancada y partidos aliados son mayoría, no así en la de Senadores, está última bajo la batuta de Ricardo Monreal, que podría instrumentar los albazos legislativos necesarios para mantener sosiego al presidente.
Decretazos, expropiaciones, persecución política a opositores, a la prensa, empoderamiento de las Fuerzas Armadas, y opacidad en la administración de las finanzas públicas, aparecen como preludio de un exacerbado autoritarismo por encima de la ley.
La desesperación del mandatario resulta más que peligrosa para la gobernabilidad del país, toda vez que sus decisiones cada día se nutren más de ira que de razonamiento, que para ser francos, esto último nunca ha sido lo suyo.
Después de las elecciones de Coahuila y del Estado de México tierra que gobierna Alfredo del Mazo y que quedará en manos de Morena, conoceremos realmente los alcances de la ira y desesperación del presidente, así como sus consecuencias.
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