Zacatecas la cueva de Alí Babá y los 40 ladrones
Los bolsillos de los gobernantes deben ser de cristal
Enrique Tierno Galván
Desde algún municipio de Zacatecas.- ¿Te vas Ramón? Sí doña Lupe, ya nada tengo que hacer aquí desde el asesinato de mi hijo José, y la muerte de Lidia, voy alcanzar a mis hijos con mi hermano. En Zacatecas el gobierno más que antes se dedica a robar y lo hacen frente a todos, se burlan de nosotros, en lugar de darnos seguridad, y salud, ya ve que mi mujer murió por falta de quimioterapias, y también de tristeza por la muerte de José, lamentó Ramón.
Esta historia es una de las miles que a diario se repiten en Zacatecas ante la escalada de violencia que no para, aunada a la indolencia de los tres órdenes de gobierno que miran en sentido contrario al de la seguridad y derechos de los zacatecanos. Ramón tiene razón, el saqueo y corrupción en el gobierno de David Monreal ha superado por mucho los gobiernos de Cristina “Rodríguez de Tello” y Miguel Alonso.
Mientras el pueblo bueno y sabio según el evangelio de san Andrés Manuel, pasa las de Caín día tras día para sobrevivir entre la violencia, levantones, “desapariciones”, deudas y pobreza; los eternos vividores del erario encaramados en el poder sacan provecho de la obra pública, servicios y hasta de festividades tradicionales, restregando en el angustiado rostro de los gobernados sus vidas de lujos y excesos.
Pavimento, asfaltado, despensas, útiles y uniformes escolares, vehículos automotores, y equipos agrícolas entre otros forman parte de la cadena de corrupción exhibida por puntuales investigaciones periodísticas de Norma Galarza, Heraclio Castillo y Gabriel Contreras entre otros, que han puesto al descubierto el millonario negocio de la “Nueva Gobernanza”.
Contrasta la disciplina financiera de la Secretaría de Fianzas con la opacidad y omisión de Humbelina López titular de la Función Pública, cuyo único logro ha sido convertir en “prófugo” de la justicia a Benjamín “N”, que convenientemente ignora la pública corrupción de la cúpula gubernamental, pero utiliza los recursos de la institución para vendettas por encargo en contra de periodistas y ahora magistrados.
Esta historia da cuenta de la deshumanización y miseria humana de la clase gobernante, que utiliza los cargos y responsabilidades gubernamentales para satisfacer sus ambiciones personales y paliar añejas frustraciones ante sus escasas capacidades, que les impiden vivir como potentados y alcanzar la cúspide profesional como todos los hombres y mujeres de éxito en México.
La miseria humana sólo eso
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