La decadencia de Morena
En opinión del Dr. Jesús Corona Osornio.- El juego de las “corcholatas” puso en evidencia las carencias de la política como actividad en el partido del presidente. El simple hecho de adjetivar a los ciudadanos de su movimiento es lamentable.
Pero la joya de la corona es sin lugar a dudas la ausencia de respeto por las leyes emanadas de una Constitución que al parecer les estorba. Morena no ha ganado ninguna de las 23 entidades en que es gobierno, ha sido López Obrador, los votantes no lo hacen por el partido, votan por el presidente.
Sin duda alguna el ciudadano jefe del ejecutivo, aún tiene una influencia muy poderosa entre ciertos sectores sociales, que ven en su figura al “salvador de la patria”.
López ha vulgarizado la investidura presidencial, la ha devaluado, su terco empeño de violar la ley, de no acatarla, ha hecho que como no había sucedido en nuestra historia, al presidente le aplicarán medidas cautelares ante el desacato, a una orden judicial.
El gobierno de la lamentable frase: “y no me vengan con que la ley, es la ley” el gobierno que se burla de los mandatos judiciales torciendo la ley, con una absurda sección intitulada: “no lo digo yo”, es una trama leguleya, una atrocidad jurídica.
Al inquilino de palacio, se la da muy bien la distorsión de las realidades del país, se le da eso de calumniar, de hacerse la víctima, de culpar al pasado de su carencia de resultados.
Morena el partido del presidente, es un movimiento que gira en torno a la figura del gran iluminado, del que todo lo sabe y todo lo puede, aunque de gobernar no tenga la menor idea.
El primer mandatario del país ha violado leyes emanadas de la Constitución que protestó cumplir y hacer cumplir; el ejemplo del presidente es lo contrario, el uso y abuso de las leyes y las instituciones para amedrentar adversarios.
El señor presidente, exige un respeto que no le otorga a nadie, es irrespetuoso, agresivo y quejumbroso, al señor Andrés Manuel, ya las ideas se le confunden, se pierde en sí mismo. Al torcer las leyes, al desacatar, al no respetar lo que prometió cumplir, se aleja de estar en condiciones, de pedirle a nadie que cumpla con las leyes.
México requiere rumbo con dirección, necesita fortalecer las leyes y a las instituciones, pero no es así, el presidente, aparentemente está en el tramo final de su mandato, y el ejemplo que da es terrible.
El presidente aún conserva un margen muy importante de popularidad y le da para ganar elecciones, o arrebatarlas como se sospecha en el Edo. Mex.
Este no es un gobierno solamente de frivolidades, es de elevada corrupción, aunque el ciudadano del palacio lo niegue.
La ausencia de resultados, la falta de políticas públicas que apoyen los programas sociales, hacen de este gobierno, no solo ineficaz, sino que esa ineficacia provoque muertes.
Durante cinco años las “mañaneras” han sido el muro de los lamentos de un ejecutivo perdido en la egolatría, la torpeza, la ineptitud y la corrupción.
El hasta ahora más grande fraude directo, la transa de SEGALMEX, por 9 mil millones de pesos, debe sumarse a la cancelación del NAIM, y a la ampliación de la base militar de Santa Lucía, y otras atrocidades y desfalcos, abusos de poder y más. La decadencia del presidente es la decadencia de Morena, aunque sigan ganando elecciones.
Hasta la próxima
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