El ruiseñor del palacio

En opinión del Dr. Jesús Corona Osornio.- Había alguna vez un palacio, hermoso, símbolo de una nación unida en lo fundamental, aunque diversa y pluricultural.

Su construcción inició en 1522 y concluyó en 1884, con quinientos años de historia algo ha de saber el Palacio Nacional de cuantos personajes han dejado su impronta, próceres como Juárez y Madero, o tiranos como Victoriano Huerta, populistas como Echeverría o López Portillo, hasta los neoliberales, como Salinas o Zedillo, hasta López Obrador que se dice de izquierda.

Cada 15 de Septiembre, el que fuera el presidente, daba lo que en México se conoce como el Grito, esa arenga que emulaba a la de Miguel Hidalgo, Padre de la Patria.

El día 16 desde el palco presidencial, se contempla el desfile militar, que rinde honores al ciudadano presidente y a la patria y que el pueblo celebra con emoción. El desfile, siempre ha servido para fomentar el culto a la persona, cada presidente así lo disfrutaba, y esa practica un poquito más subida de tono, aún es usada.

También sirve para recibir personalidades, y Mandatarios de otros países, antes en el período neoliberal funcionaba también como museo. La costumbre de los conservadores de dar el grito, pervive en este gobierno de santidad y de intachables conductas de sus funcionarios. Según se afirma ahora.

En ese palacio, muchos acontecimientos se vivieron para bien y para mal, un monumento histórico al que le sobra presencia, y que los mexicanos respetamos, forma parte de nuestro ADN.

El Palacio Nacional, ha sido testigo de tristes acontecimientos y de grandes marchas, desde las del 68, 88, y hasta de limpias y toma de protesta de un auto proclamación de un “presidente legítimo.”

Ahora en la modalidad de casa del presidente, y sede del Poder Ejecutivo, el ciudadano Andrés Manuel lo ha convertido en “pista de circo mañanero,” lugar desde donde se dimanan las “ocurrencias presidenciales”.

Dice un viejo refrán muy mexicano, “aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión,” y es prisión para quién perdido en el narcicismo, la soberbia y la ignorancia, no entiende de razones.

Actualmente, el palacio sirve para que su único habitante, insulte, agreda, ofenda, calumnie a quien no piense como él, y ataque a los periodistas y sus medios.

Pero de un tiempo a la fecha, sirve para poner canciones del agrado presidencial, y también para escuchar su voz en una canción gracias a la Inteligencia Artificial.

Resulta que en ese palacio habita un ser cuya inteligencia emocional, le falla, es notorio, por la manera en que reacciona, por sus ofensas, por su misoginia reiterada, por su ausencia de entendimiento de la realidad.  

México vive horas de peligro, el narco y el crimen organizado sin control, cada vez más presentes, cada vez más descontrolados y agresivos. La población de muchos municipios de entidades como Guerrero, Guanajuato, Michoacán, Zacatecas, Colima, Sonora y Sinaloa, viven a diario el terror.

Cada vez más jóvenes son enganchados por el crimen y sus bandas de delincuentes o por el narco cuyo poder es evidente.

Pero en Palacio Nacional, no pasa nada, las mañaneras sirven para plantear un mundo de juguete, para contar historias de una suave patria entre algodones, porque así lo dispone el ruiseñor del palacio, para López, México es un paraíso, y él es su único dios, ¡Vaya ruiseñor ególatra y destructor!  

Canta pajarito, canta… 

Hasta la próxima