Un elefante en la sala

Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos 

William Shakespeare

Ricardo Monreal fiel a su costumbre de patear el pesebre en busca de negociar, destapa la cloaca de la narcoviolencia que calló durante cinco años, y que hasta ahora denuncia. Seguramente obedece que López Obrador lo trajo con el engaño de la zanahoria dándole falsas esperanzas para ser tomado en cuenta para el 2024, para terminar excluido de la campaña de Claudia Sheinbaum.

Ahora, denuncia la violencia e intervención del narco en los procesos electorales durante el gobierno de López Obrador en su colaboración con el periodista José “Pepe” Cárdenas que tituló “Un elefante en la sala”.

“La delincuencia organizada se ha convertido en un elefante en nuestra sala, y es imposible invisibilizarlo u ocultarlo; así debemos asumirlo y enfrentarlo”. 

¡Ups! Monreal Ávila tardó casi un sexenio para visibilizar la psicópata violencia que azota al país y no se diga a su natal Zacatecas, de la que se olvida y sólo regresa a negociar lo poco que queda del llamado monrealismo. 

“El ataque directo a funcionarios responsables de la seguridad y la justicia es un límite infranqueable, irreductible y no tolerable en cualquier Estado de derecho que se precie de ser democrático”. 

Basta recordarle al senador fresnillense que en su natal Zacatecas además del asesinato del General José Silvestre Urzúa Padilla, del juez Roberto Elías Martínez , un total de 17 policía han sido asesinados en el 2023, y casi 48 policías desde el inicio del gobierno de su hermano David. 

“Ojalá que tanto los partidos como las y los candidatos tengan la civilidad de medir las consecuencias inesperadas de sus campa- ñas negativas; la sabiduría para distinguir entre la libertad de expresión y el instinto a la agresión; entre civilidad y barbarie... Sobre todo, cuando el crimen organizado busca la ventana rota de las campañas electorales para infiltrarlas y dominarlas.”

Si alguien conoce de cerca la infiltración del crimen organizado en los procesos electorales es Ricardo Monreal. 

Seguramente recuerda la participación de la D.O., policías estatales y municipales en el 2021 para imponer al “mejor” de sus hermanos David como gobernador de Zacatecas, además, su añeja relación con personajes del estado de Tamaulipas a través de su emisario Pedro Haces Lago, que lo ubican en la meca del narcotráfico en el Golfo de México, muy lejos del ámbito de su quehacer político, demás de su apoyo al Dr. Américo Villarreal acusado de narcotráfico.

En Palacio Nacional, Gobernación, Ejército, Fiscalía General de la República, y la Agencia Antidrogas EE UU lo saben.

Ya no puede seguir asumiéndose como “víctima”, tampoco difamado. A su paso por diferentes partidos políticos, su salida no fue precisamente por lealtad, sino por actos en contra de quienes en su momento le tendieron la mano y dieron cobijo político. En Palacio Nacional aseguran que así operó Ricardo Monreal en contra de Morena en la elección del 2021 en la Ciudad de México.  

Finalmente buscó a López Obrador, y lo recogió, para después de repetir su acostumbrada insurrección, lo sometió bajo amenaza de enjuiciarlo ante su oscuro pasado. A Ricardo Monreal no le quedó más que declarar ante los medios de comunicación: “Sería un suicidio enfrentarme al Presidente, prefiero no ser nada”, y lo cumplió.

No hay mal que dure cien años…