No hace más de dos décadas, el trabajador del gobierno, el burócrata, se ha convertido en “tírale al negro” de cada nueva administración. Cada cambio tres o cada seis años término de los tres órdenes de gobierno para renovarse, el titular del Poder Ejecutivo entrante encuentra en el burócrata, en el que saca la chamba, y lo elige como blanco perfecto para cobrar vendettas y/o para acomodar a la gente de los operadores y mecenas en su campaña.

El burócrata y su familia se hacen la misma pregunta en cada cambio de administración ¿por qué siempre nosotros? refiriéndose a la probabilidad de ser despedidos sin mayor preámbulo. El que arriba, no quiere a nadie con aroma del que se fue, como si el trabajador fuera responsable de los agravios entre el candidato ganador y el gobernante saliente.

El político siempre incluye en el botín de guerra a la burocracia, midiendo la nómina, y número de plazas de confianza, incluso de base, para comprometer un número de estas a sus mecenas de campaña, y líderes de colonias, o bien; cuando el gobernador de Zacatecas David Monreal tachó de güevones cuando despidió a tres mil burócratas a la llegada al gobierno, para dar cabida a compromisos de su pareja política en turno Verónica Díaz Robles.

Efectivamente, el que detenta el poder se esmera en localizar la parte más delgada del hilo para ahí cortar, es lo que sucede con la clase burócrata, un sector productivo, pero carente de poder y siempre vulnerable, que a final de cuentas sus eternos laudos cuestan millones de pesos al contribuyente y largos periodos de sequía económica para sus familias, y lamentaciones de los gobiernos, cuyo titular llora como plañidera porque tiene que pagar.

Resultan grotescas, patéticas las declaraciones de los nuevos gobernantes que aseguran tener que despedir a cierto número de trabajadores debido a que son emisarios y/o espías del que se fue y no pueden “trabajar” con el enemigo dentro de casa; han de ser brujos o pitonisos. 

Radio pasillo 

• Después de seis años que Acción Nacional (PAN), se mofó y descalificó las encuestas que medían la popularidad de López Obrador, que no reflejaron el fracaso de su gobierno, el Ayuntamiento de Zacatecas contrata la misma empresa que lo hizo su antecesor Jorge Miranda, para salir a los medios y presumir un “primer lugar” de los alcaldes zacatecanos. 

• Durante la campaña de Miguel Varela se exigió hasta el cansancio transparencia, rendición de cuentas, a la administración de Jorge Miranda y David Monreal; sin embargo, el ahora alcalde no informa del despacho que habrá de auditar a la administración de Jorge Miranda, ni fecha de inicio, muchos menos del costo que habrán de pagar los contribuyentes.

• Es público, Vox populi las intenciones del alcalde Miguel Varela de contender en el 2027 por la candidatura al gobierno de Zacatecas. Sin embargo, olvida que hasta ahora la aspirante natural a la candidatura es la empoderada diputada Noemí Berenice Luna Ayala, aún secretaria general del CEN del PAN y coordinadora de la bancada albiazul. Es tiempo de mujeres…