Se agrava la salud del presidente

“El poder enferma, mata ”

El barrio

El presidente López Obrador padece una cardiopatía desde hace casi 10 años. En estos 23 días en que dejó encargada del despacho presidencial a Claudia Sheinbaum, según reportes, sus afectaciones han presentado un acelerado deterioro generando alarma entre su equipo médico, su familia, y el ala dura de Morena.

Nuestras fuentes en Palacio Nacional afirman, que su salud ha empeorado, a ello obedece que no ha vuelto aparecer en público, ni en mensajes audiovisuales en su finca en el estado de Tabasco. La información afirma que su carácter se ha radicalizado, que su mal humor  y su ansiedad por hacer uso de su celular satelital van en aumento, se queja el personal de la ayudantía. 

No resulta descabellada la versión. Efectivamente López Obrador, sigue siendo el presidente de facto, sin embargo, el macuspano extraña no sólo las mañaneras, la burla, la ironía con sus adversarios, también el ejercicio directo del poder, que ahora realiza tras bambalinas, situación que seguramente le genera una gran frustración en su nueva función presidencial en modo home office.

Si esto agregamos, el fraude que resultó Claudia Sheinbaum, que a 23 días de haber asumido la Presidencia, perdió el control del país, de su partido, la tolerancia en las “mañaneras del pueblo”, que sustituyó con autoritarismo y arrogancia para imponerse, y que no ha podido conectar con los 36 millones de lopezobradoristas que ya extrañan a su mesías.

Por si esto no fuera suficiente, al interior de su partido Morena las confrontaciones entre legisladores por el agandalle del diputado Ricardo Monreal de la Mesa Directiva y las “mejores” comisiones para los suyos, evidencia la carencia de poder de Claudia Sheinbaum, por lo menos con sus correligionarios; en tiempos de López Obrador ni pensar una situación como esta.

Además, la amenaza real, latente, de las inminentes delaciones de los hijos de El Chapo Guzmán y de El Mayo Zambada a cambio de reducción de penas y evitar la sentencia de pena de muerte, tiene al presidente con el alma en un hilo, consciente que sus “relaciones” por decir lo menos con el Cartel de Sinaloa (léase Chapitos), podría detonarle, y ahora que carece de fuero, esperar que el gobierno de EE UU y la DEA no lo llamen a comparecer ante el Gran Jurado de New York.

Claudia y el narco lo van a matar… amén