A la familia Le Barón 

Los destructores del país, andan presumiendo su miseria moral heredada de una cuna ídem incapaz de inculcar valores. Presumen, se jactan, se regocijan en cada paso que dan, en cada acción carcomen las entrañas de un México progresista, libre, para convertirlo en una ínsula de lo que fue un gran país.

Sheinbaum, Obrador, López, Zaldivar, Monreal, Noroña, Alcalde, Batres, y demás jauría de Morena, festejan la destrucción de México desde una obscena opulencia producto de su corrupción, y ostentando su ignorancia a pesar de sus dudosos posgrados y sonríen ante el baño de sangre en el 99.9% del territorio nacional, y del pánico en que viven de más de 130 millones de mexicanos.

Sobrados ante la apatía e ignorancia de millones de mexicanos, se enseñorean en la desgracia del país, como si hubieran sido electos por sus capacidades a cargos en los poderes Ejecutivo y Legislativo, y no por una turba fanática e ignorante. 

Escenas propias de cabaret de los 70`s, los responsables de la destrucción del estado de Derecho, recorren los pasillos del pleno de sesiones de la Cámara de Diputados y de Senadores, contoneándose cual exóticas vedettes del Tívoli o Bombay de la colonia Obrera en la Cdmx, recibiendo aplausos, agradeciendo con las manos y hasta con besos al aire a una chusma extasiada. 

Por si esto no fuera suficiente, amenazan con dejar caer todo el peso del Estado a todos aquellos que se han manifestado en contra de la destrucción del estado de Derecho, del país, y que hacen uso de su derecho de la libertad de expresión y manifestación. 

Sus actos en contra de México, denigran al oficio más antiguo de la humanidad, convirtiéndolo en una grotesca promiscuidad, en la que el precio de sus “servicios” supera por mucho la imaginación del más avezado economista; este escenario sigue siendo normalizado por aquellos que parecen ignorar que sus siguientes generaciones serán los que sufrirán el terror de una jauría de corruptos y resentidos sociales.

Miserables