A Jesús Corona Osornio 

Lo que parecía un cuento de hadas, va a terminar en tragedia. Con toda la alevosía propia de López Obrador, fue llevando de la mano a la más ingenua, a la más pendeja de las corcholatas dirían en el barrio, que fue cultivando con melosas promesas haciéndole creer que sería la primera presidenta con “A”, cuando en realidad su intención era, es utilizarla, sacrificarla.

El Operativo “Enjambre” tutoría de Omar García Harfuch, sacó a la luz pública la venta de impunidad del gobierno de López Obrador a grupos delincuenciales y cárteles del narco, para que infiltraran la estructura gubernamental de los tres niveles de gobierno, desde alcaldes hasta gobernadores, a cambio de centenas, quizás miles de millones de dólares.

De esta operación 17 alcaldes y mandos de policías municipales se dieron a la fuga gracias a que fueron alertados por militares cercanos a Andrés “Andy” López Beltrán, según denuncias del equipo de García Harfuch, quien nunca ha sido santo de la devoción de López Obrador, quien lo vetó a la jefatura de gobierno de la ciudad de México.

Todo apunta que el verdadero negocio del López Obrador es el narcotráfico… 

Al término de 2022 la Comisión para Combatir el Tráfico de Opioides Sintéticos del Senado de Estados Unidos estimó que “el ingreso total de la exportación de fentanilo probablemente es de entre 700 millones y mil millones de dólares”, aunque reconocieron que el mercado total de las drogas ilícitas -incluyendo cocaína, metanfetaminas, heroína y marihuana, entre otras- es mayor a los 100 mil millones de dólares anuales.

Claudia Sheinbaum representa la utopía de una obsoleta izquierda de un proyecto marxista-leninista, mientras que López Obrador utilizó esta ideología para llegar al poder y así acceder al multimillonario negocio del narcotráfico, que en el séptimo año de su gobierno, su hijo Andrés “Andy” cuida con esmero, recorriendo el país para cuidar las plazas, hasta que la DEA los alcance.

No tarda en reventar la chula...