Por Fredy Barajas.- Qué país somos ¿Somos una república democrática, una democracia participativa o un imperio dormido que añora con perseverancia el retorno al origen?

Quedó claro que al pueblo poco le interesó la participación democrática; no le interesa ir a las urnas y desearían ser consultados lo menos posible, de ahí la constante en el sueño social de que llegue el salvador, el héroe que venga y rescate de la miseria, de la Injusticia, de la falta de desarrollo y de todos los males que nos aquejan como sociedad.

Analicemos la participación ciudadana en procesos electivos de manera tradicional apenas supera el 60%, en elecciones presidenciales e intermedias (senadores y diputados), ha oscilado entre el 45 y 50% del padrón nacional, votación que se caracteriza por ser muy baja la participación ciudadana. 

Si agregamos las prácticas gansteriles de acarreo de electores, motivación económica por emisión de votos por tal o cual partido, apoyos alimenticios y en especie, como cemento, varilla y cal para el mismo objetivo, deberíamos preguntarnos qué porcentaje en realidad de ese 45 a 60% del padrón acude realmente a votar de manera consciente, educada e informada, con consciencia del valor de la democracia y de sus efectos positivos en las sociedades.

Vuelvo a preguntar: ¿Vale la pena la democracia en México? ¿En verdad creemos los mexicanos que la democracia es la ruta del desarrollo?

En lo personal, creo que el pueblo se ha decepcionado desde un inicio; no acuso al PRI, ni a MORENA o al PAN, que han tenido la oportunidad de haber sido administradores del Poder Ejecutivo, acuso a todos, los acuso que las ambiciones de grupo les gana y la tentación de mantener el poder los lleva a cometer actos criminales en contra de la incipiente democracia y yo cuando digo a todos es a todos.

A Movimiento Ciudadano, lo hizo en Jalisco, el Verde Ecologista en Chiapas y en San Luis Potosí; en general todos, no se salva uno, entonces caeremos en cuenta que nos son los partidos políticos los perversos, somos los ciudadanos los débiles y manipulables y ahí el tema es aún más delicado y logra más desesperanza en sí mismo.

El último proceso electivo vivido el domingo pasado nos da una lectura clara de nuestra realidad, no es el 11% de participación ciudadana, es la forma de como se fue a la urnas y las razones del resto para no asistir.

Lo dejo a su consideración…