Se les dijo, se les repitió, incluso se les volvió a decir
“No hay pero ciego que el que no quiere ver
”
Refrán popular
A pesar que desde antes del 2018 Se les dijo, se les repitió, incluso se les volvió a decir del peligro que representaba López Obrador, de su gran resentimiento social, y su adicción al dinero fácil como todos los políticos, millones de mexicanos rieron ante la advertencia y la “oposición” ni se inmutó creyendo que conservarían sus privilegios e impunidad; muy tarde abrieron los ojos.
La alta escuela de corrupción del viejo PRI, el populista programa Solidaridad de Carlos Salinas de Gortari, y la teoría de la organización del maoísmo aprendida por Andrés Manuel López Obrador de Raúl Salinas de Gortari, fueron la hoja de ruta de López Obrador para superar y avasallar un vetusto sistema político que cayó a sus pies como castillo de naipes.
Todos los obstáculos que podían impedir el proyecto del nuevo libertador de América, del prócer que trascendería como Hidalgo, Morelos, Cárdenas, Juárez, etc., cayeron a su paso; el Poder Judicial, las instituciones y organismos de rendición de cuentas; a los altos mandos de la Fuerzas Armadas los corrompió convirtiéndolas en su brazo armado y empoderó a sus eternos mecenas, los cárteles.
Convirtió a 15.9 millones de ciudadanos en mendigos dependientes del gobierno; desmanteló el sistema de salud sin importar la muerte de cientos demás de un millón de mexicanos, incluyendo niños; corrompió con facilidad a un rancio priísmo para incorporarlo a su proyecto; impulsó el crecimiento electoral de los partidos cómplices PT, PVEM y MC como sus comparsas, y ya en su poder de los tres Poderes del Estado, continuó sin escollos su proyecto a través de la presidentA, su empleada.
Se les dijo, se les repitió, incluso se les volvió a decir que López Obrador era un peligro para México, les valió madres; resilentes PRI y PAN navegan contra corriente en un mar de expriístas reconvertidos a Morena, que cada pírrica victoria de la Transformación de Cuarta, los va colocando en su triste realidad, como una comparsa maquillada de oposición que próximamente desaparecerá; ninguna dictadura permite el bipartidismo.
Después del inminente éxodo a países libres, a los que se quedarán en México les habrán sido expropiadas empresas, comercios, concesiones y propiedades, y para ese entonces la deuda de México habrá alcanzado los 25 billones de pesos y ya no habrá un solo peso para programas del “bienestar”, entonces, el pueblo tendrá que formarse en largas filas para recibir las migajas del bienestar con su tarjeta de racionamiento de alimentos como Cuba o Venezuela.
Se les dijo, se les repitió, incluso se les volvió a decir…
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