A Carlos Manzo y todos los líderes asesinados por el Estado, por despertar a un México agachón y resignado

Claudia (López Obrador) logró su objetivo en la marcha de la generación Z, mejor dicho, donde participamos generaciones a partir de los años 50. La predecible infiltración del llamado “bloque negro”, no sólo le dio la posibilidad de victimizarse, haciendo pasar un manifestación pacífica por una derecha violenta, si no lo más importante, evitó los mensajes de sinnúmero de oradores ciudadanos llegarán a cada rincón del país.

Evitaré detalles de la violencia que han sido publicitados en la mayoría de los medios de comunicación, los más, calificando la marcha como violenta, los menos, los libres, narraron paso a paso las acciones del “bloque negro” y la represión tras del muro de la “fuerza de tarea”, no granaderos (ironía), que lanzaron petardos, gas pimienta y lacrimógeno, además de granadas artesanales de pólvora y piedras que alcanzaron a decenas de manifestantes.

Esta exitosa convocatoria que finalmente llevó el nombre e imagen de Carlos Manzo alcalde asesinado por el Estado, al término de la marcha, se convirtió en cientos, miles de mensajeros a sus diferentes estados, comunidades, localidades rurales. Este es el mensaje de una septuagenaria de tierra caliente del estado de Guerreo que participó con su esposo en la marcha: “habrá que acabar con el mal gobierno, esto no puede seguir así”

El país está convertido en un polvorín. Millones de ciudadanos, además de los cárteles, tienen un su poder armas, pistolas semiautomáticas, escopetas, fusiles de asalto, armas que les han traído sus familiares residentes en EE UU, las que han comprado en el mercado negro, al ejército mexicano, según filtraciones de la Defensa recuperada por el colectivo Guacamaya Leaks, además, de las que han que han arrebatado al narco, y por supuesto, las introducidas en buques de huachicol fiscal, por lo que sólo falta alguien que encienda la mecha.

Según reportes de Inteligencia de la Defensa (Sedena) y Marina Armada, que han llegado hasta Palacio Nacional desde el gobierno de López Obrador, hasta el actual, sin embargo la presidenta subestima esta información, entregándose a los brazos de su “Batman” Omar García Harfuch, que también pasa por alto la rebelión, confiado en un México sumiso, aletargado y resignado, ahora despertado con el asesinato de Alcalde Uruapan, el líder limonero de Apatzingan, aguacateros y tantos otros.

Una rebelión está en proceso, el Estado fue la gota que derramó del vaso, con los asesinatos de líderes regionales y de decenas de defensores del agua, bosques, líderes comunales, y ciudadanos que representaron un peligro para los intereses de pandillas y gobierno de Morena. Seguramente en los sótanos del país, cientos de miles de ciudadanos agraviados conspiran y se preparan para hacer justicia por su propia mano ante la impunidad gubernamental, nada tienen que perder, y sí que ganar.

Nada es para siempre

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