Pareciera que la única vía para detener el tsunami de engaños, promesas y demagogia llamado Andrés Manuel López Obrador, será la violencia, la muerte, y por supuesto el fraude electoral, cuyos promotores provienen de la misma la misma cuna (PAN y PRI), quienes están conscientes que la gente les pasará la factura este 1 de julio por sus crímenes, excesos y abusos en contra de millones de mexicanos.

Un PRI desvalijado, roto, achacoso, criminal, corrupto hasta más no poder, invadido y rebasado por noveles generaciones sin los principios nacionalistas del viejo PRI, peros sí, con los vicios del pasado, enfrenta no solo la más importante elección de la época moderna, sino además, la supervivencia como partido político. 

Acción Nacional convertido en la gran comparsa del PRI-Gobierno, paga hoy su conveniente complicidad, y que le obliga en un acto desesperado promete enjuiciar a quien en su momento le facilitó el poder a cambio de silencio y jugosos negocios, como en momento fueron los tan traídos moches desde la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

Hoy criminales y violentas estrategas impulsan desde sus mal llamados “cuartos de guerra”, una ola de violencia el 1 de julio, que se convierta en el elemento central de estos desesperados candidatos (PRI-PAN), para disuadir de participar este 1 de julio a un electorado cansado, harto, hasta la madre de estos hijos de puta, con perdón de las putas, que tiene sumido en la violencia y miseria este gran país.

Se equivocan si pretenden aplicar la máxima de Nicolás Maquiavelo, “el fin justifica los medios”, pues aunque fuera la vida de una sola persona, ninguno de estos tipejos la vale y mucho menos para llegar al poder.

Ambos personajes conscientes que la gente no les quiere,  instruyen a sus súbditos, todos por supuesto colocados en puestos claves y mandos medios en los tres órdenes de gobierno, gabinete ampliado, y cargos en el propio CEN del PAN, que hablen con sus amigos y conocidos y les pidan: “te encargo tu voto”, cuando en realidad nunca se acordaron de la gente, sino fieles a su costumbre, solo cada tres y seis años.

Sin compartir un ápice los engaños, promesas y demagogia  de Andrés Manuel López Obrador, me asumo como férreo defensor de la vida mis compatriotas, sin importar sus preferencias electorales, ante la estúpida amenaza y latente de estos traidores a la patria que no repararán en nada para conseguir el poder.

No olvidar: Quien se sube al carrito, se pasea…