Bienvenida la democracia

El pueblo de México tardó más de 80 años en deshacerse de esa plaga política representada por el PRI y PAN, con la obligada comparsa del PRD, MC, PVEM, y PANAL, los que de la mano, saquearon literalmente al país, además de sumergirlo en un cruel baño de sangre, producto de su corrupto accionar, siempre en favor de sus intereses de personales y de grupo.

Este día la gente escribió en las urnas: ¡chinguen a sus madre!, con sendas dedicatorias a estos partidos políticos y por supuesto a sus candidatos, que una vez más hicieron hasta lo imposible, por torcer la voluntad ciudadana a su favor.

Llámese Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, y por supuesto Peña Nieto, aportaron en cantidades inimaginables elementos para que el pueblo de México dijera este día ¡Basta!.

Sin compartir uno solo de los apostolados de López Obrador, celebro la mayoritaria y abrumadora decisión de millones de mexicanos, cansados, hartos, hasta la madre de la miserable demagogia, la intolerancia, la corrupción, los crímenes y por supuesto del innecesario empobrecimiento de más de 60 millones de mexicanos de los gobiernos de las últimas décadas, para seguir lucrando con el hambre y la miseria.

En esta ocasión ni los miles de millones de pesos del erario público en favor de su candidato (candidote), ni las otrora poderosas estructuras pudieron siquiera arañar el triunfo de López Obrador, como tampoco el beligerante discurso de Ricardo Anaya, lograron nada.

Ambos derrotados tuvieron que aceptar muy temprano su derrota y reconocer el triunfo de sus otrora acérrimo enemigo, acciones que sin duda allanarán el camino de la transición hacia el nuevo gobierno, que seguramente a partir de mañana-después del juego México-Brasil-obvio, comenzarán a tener los puentes necesarios con los partidos y candidatos en aras de un 1 de diciembre sin sobresaltos.

El único riesgo latente, visible pues, es sin duda el sinnúmero de corruptos expriístas, expanistas, experredistas, etc., los que enquistados en el Poder Legislativo federal y locales, gobiernos estatales, municipios, así como en la propia estructura del nuevo gobierno, los que seguramente se frotan las manos en espera de regresar a su acostumbrada corrupción y delictivo comportamiento, ahora bañado de una democracia que costó sangre, sudor y lágrimas al pueblo.

Las cabras siempre tiran al monte, no lo olviden.

Desde esta trinchera, reitero mi responsabilidad y convicción de seguir aportando a mi gran país, como también, de seguir denunciando, exhibiendo a todos aquellos que han dañado a nuestro país.

Para los corruptos ni perdón, ni olvido…

Esta columna estará pronto de regreso.