Puebla, peligrosa señal: Ganamos “democracia”, perdimos “fraude”

Durante más de 18 años, en México la oposición a los gobiernos en turno, sus dirigencias y candidatos, cuando perdían en las urnas, se decía víctimas de fraude, y cuando ganaban, salían a las calles para celebrar y dar la bienvenida a la democracia.

En Puebla, el pasado día 3 de julio del año en curso, al filo de las tres de las tarde, personas afines a la coalición Por Puebla al Frente (PAN, PRD, Compromiso por Puebla, PSI, Movimiento Ciudadano) reportaron que un grupo encabezado por José Juan Espinosa Torres, representante del Partido del Trabajo (PT) ante el Instituto Electoral del Estado (IEE), ingresó por la fuerza a un área del Hotel MM Grand y ocasionó daños a la estructura con la que, se afirmó, se hacían proyecciones partidistas con actas propias, con el argumento de que se orquestaba un fraude.

Avanzada la tarde, al menos un par de personas en medio de la muchedumbre de simpatizantes del Morena agredieron a personal de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales de Puebla (FEPADEP), entre ellos el propio titular, Armando López Aguilar, esto pese a que también se escuchaban voces entre el grupo afín que reprobaban lo ocurrido y pedían calma.

Posteriormente, la titular de prensa de la campaña de Por Puebla al Frente, Sandra Izcoa, tuvo que ser resguardada por policías tras un intento fallido de entrar al sitio, pues la muchedumbre la obligó a declinar en su intención.

Más tarde, el diputado federal del PAN Eukid Castañón Herrera fue golpeado en varias ocasiones por la misma muchedumbre, pues aunque él insistió que su presencia en la zona era para “tomar un café por un asunto personal”, la gente no lo creyó y lo castigó.

Antecedentes: 

Tras las elecciones estatales en Tabasco de 1991, en que se renovaron las alcaldías de la entidad, López Obrador acusó que hubo fraude en seis municipios en que triunfó el PRI  y en los que el PRD. Ante los resultados adversos y Como dirigente estatal del PRD, realizó una marcha al Distrito Federal, terminando el conflicto con una negociación con el secretario de Gobernación Fernando Gutiérrez Barrios, en la que se acordó la anulación de las elecciones en algunos de los municipios de Tabasco. 

Volvió a ser candidato a la gubernatura de Tabasco en las elecciones estatales de 1994, respaldado por el PRD. López Obrador obtuvo el segundo lugar en los comicios, con 38.7% de los sufragios a su favor, siendo derrotado por el candidato del PRI,Roberto Madrazo Pintado, que obtuvo el apoyo del 57.5% de los votos.

El 22 de abril de 1995, López Obrador inició la Caravana por la Democracia, una marcha al Distrito Federal similar al Éxodo por la Democracia realizado por él mismo cuatro años antes. El candidato del PRD demandó la anulación de los comicios y el establecimiento de un gobierno interino. Nada prosperó y Madrazo Pintado pudo asumir el gobierno.

De nueva cuenta Andrés Manuel llamó a la resistencia. Impugnó la elección y participo en el bloqueo de 435 instalaciones de Pemex. El 23 de abril de 1995 efectuó la Caravana por la Democracia con la Ciudad de México como destino. Los perredistas tomaron el Zócalo. Ahí escribió el libro Entre la historia y la esperanza.

López Obrador fue derrotado por menos del uno por ciento de los votos en la elección de 2006, y casi de inmediato salió a las calles para protestar lo que él calificó como fraude. Sus simpatizantes tomaron el Zócalo de Ciudad de México y bloquearon una de las principales arterias viales de la ciudad: la avenida Paseo de la Reforma.

Entonces, López Obrador realizó una ceremonia de toma de posesión para él mismo, en la cual designó a un gabinete para gobernar al país y se autoproclamó “presidente legítimo”, y así sucesivamente. 

Sin embargo, posterior a su segunda derrota, optó por seguir construyendo su coalición y se preparó para una nueva contienda; las marchas, protestas y plantones que tanto dañaron al país y por supuesto a su proyecto quedaron atrás, sin embargo López Obrador dejó sembrada la semilla de subvertir el orden público como herramienta de negociación.

Hoy el renovado y pacífico presidente electo, debe pedir, sugerir, ordenar a sus huestes, se tranquilicen, serenen, y dejen de enviar alarmantes señales que apuntan al uso de la violencia cada vez que sus objetivos políticos sean rebasados por una mayoría; si López Obrador reconoce la imparcialidad del Instituto Nacional Electoral (INE) y su pulcro desempeño gracias a la decidida participación ciudadana, sus seguidores no pueden medir con doble rasero.

El caso de Puebla enciende innecesariamente los focos rojos de la población que pensamos diferente al lopezobradorismo, que  apunta un intento de sometimiento con el uso de la violencia, y amparados en la carta de impunidad bajo el membrete de Morena.

Andrés Manuel López Obrador, ponga atención, sus huestes están jugando con fuego…