Cd. Juárez le dice ¡NO! López Obrador

Después de una campaña “perfecta”, sin errores, ayer López Obrador recibió el primer portazo en el rostro de las mujeres de Juárez que le gritaron ¡no! a su amorosa propuesta de perdonar a los feminicidas, y psicópatas que les arrancaron a su niñas, y con ello el corazón.

Ingenuamente el presidente electo creyó que el haber recibido un abrumador apoyo en las urnas sería suficiente para que esos millones de lectores y otros que no votaron por él, aceptarían sin chistar, sin cuestionar cada una de sus personales propuestas.

En el primer foro de consulta sobre paz y reconciliación, el virtual presidente electo Andrés Manuel López Obrador pidió a los juarenses que perdonen. Al escucharlo, las víctimas que estaban en primera fila –mamás de desaparecidos y masacrados, personas torturadas y desplazados– lanzaron gritos de “¡No! Sin justicia no hay perdón” y “ni perdón ni olvido”.

El futuro presidente dijo que respeta a quienes piensan así, pero en esta ciudad que ha sido llamada el “epicentro del dolor” insistió en que “olvido no, perdón sí”.

Este fue el primer y rotundo ¡no!, de muchos por venir a López Obrador. La negativa provino de una sociedad en duelo permanente, herida en lo más profundo de sus vidas: sus mujeres, sus niñas, atrozmente torturadas, abusadas y asesinadas ante la pública complicidad de gobiernos corruptos, pero sobre todo, inmersos en turbios negocios incluyendo la cruel trata de blancas. 

Ante el fracaso del próximo presidente, se aferró a su utópica y populista propuesta de perdonar. 

“La violencia no se acaba con violencia, ni el mal con el mal. La violencia no se resuelve con mano dura, cárceles o masacres. No creo en el ojo por ojo y diente por diente (…) si queremos aplicar la ley del Talión, nos vamos a quedar tuertos o chimuelos, no creo en eso”, reviró, según nota de Proceso.

López Obrador parece burlarse del grave dolor de padres, abuelos, cónyuges y familias, al proponer poner por encima de su dolor y exigencia de justicia, su egoísta propuesta de perdonar a quienes no solo no perdonaron, sino abusaron de indefensas niñas, mujeres, para después asesinarlas con crueldad.

Inició la realidad y con ella el desencanto…