Alfonso Durazo manda a su rancho a López Obrador

Reza el refrán: De que lloren en mi casa a que lloren en la tuya, mejor en la tuya. Así pensó Alfonso Durazo, próximo secretario de Seguridad Pública del gobierno de la “transformación de cuarta”, quien optó por salvar su pellejo, antes que defender las ocurrencias de su jefe, el bipolar Peje.

Durazo Montaño encabezó este lunes en Tamaulipas el Diálogo Ciudadano por la Paz y el Bienestar que forma parte de los foros escucha para delinear la política de seguridad en la siguiente administración.

“Nada de perdonar, todo aquel que haya cometido alguna ilegalidad tendrá que asumir las consecuencias, particularmente si se trata de gobernantes que hayan incumplido su responsabilidad o que hayan hecho mal uso del recurso público”.

En contraste con las afirmaciones del Peje, que en entrevista con los medios de comunicación, fue cuestionado por el caso de presunta corrupción de la empresa Odebrecht .

"No vamos nosotros a desatar ninguna persecución. Dije en la campaña que queremos justicia, no venganza; no vamos a actuar como lo han hecho otros gobiernos, que por espectacularidad se mete a la cárcel a personas, políticos y empresarios, y ese mismo gobierno termina manchado de corrupción”.

Bien entonces, si el Peje prometió hasta el cansancio que su primer tarea después de asumir la investidura presidencial, sería el combate a la corrupción, la que dejó un hedor que se percibe  al rededor del mundo, ahora resulta que no perseguirá a ningún corrupto, y acudirá al “perdón divino”, borrón y cuenta nueva.

Resultan patéticas sus declaraciones, de las que se percibe una aroma de impunidad acordado en las más altas esferas del gobierno de Peña Nieto, siempre en aras de la búsqueda incansable de quitar obstáculos de su camino rumbo a la Presidencia de México.

Aún más, al interior de su próximo gabinete y de Morena, se escuchan expresiones de un gran malestar por la supuesta complacencia de su líder, el Peje, para perdonar aquellos (as), que con la mano en la cintura vaciaron las arcas públicas y traficaron a más no poder con el erario destinado a la obra pública y programas sociales, que permitieron a esos vivales acumular fortunas que difícilmente seis generaciones podrían gastar, aún si los herederos  (juniors, concubinas, etc.), dilapidaran las fortunas como lo hacen hoy en día.

El gobierno del Peje está destinado a un fracaso inmediato, que traerá consigo una insurrección al final del primer año de lo que será su desgobierno, encabezada por los “Amlovers”, ciudadanos hartos de más de los mismo, y la innegable influencia de la prensa crítica, fifí para el Peje ,

No se puede andar por la vida midiendo con doble rasero; se es o no…