Todo indica que nos va a cargar el payaso

La nueva “mafia del poder” (léase los mercados internacionales), indican sin titubeos que el discurso locuaz, ocurrente del Peje, al igual que sus ocurrencias, llevarán irremediablemente al país a la bancarrota, a la miseria y a convertir a este gran país en una más de las repúblicas bananeras del continente.

Pareciera que para el mesiánico tabasqueño, lo que alcance a vivir del sexenio será para despilfarrar los contados recursos naturales y raquítico presupuesto, que dilapidará en un asistencialismo limosnero, interesado, que le garantice su permanencia, reelección y por supuesto, la violenta defensa en contra de todos aquellos que intentan hacer fracasar su “transformación de cuarta”.

La semana que recién concluyó, reflejó en algunas notas periodísticas la debacle que se avecina, gracias a la declaraciones de quien hoy se siente el Nicolás Maduro de México.

He aquí algunos ejemplos: 

El plan del nuevo gobierno mexicano para acabar con las exportaciones de petróleo de Pemex y propiciar un modelo centrado en la refinación es negativo para la calidad del crédito de la empresa y del país, dijo este jueves en un informe la agencia Moody’s.

"Pemex quedaría expuesta a una mayor volatilidad cambiaria, ya que sus ingresos por la venta de combustibles serían en pesos mexicanos, mientras que 87 por ciento de su deuda de 104 mil millones de dólares a junio de 2018 está en dólares estadunidenses u otras monedas fuertes", dijo Nymia Almeida, vicepresidente senior de Moody’s, reportó La Jornada.

Fitch Ratings modificó de estable a negativa la perspectiva de calificación de Pemex ante la creciente incertidumbre sobre la estrategia comercial de la petrolera. 

“Futuros cambios potenciales en la estrategia comercial de Pemex podrían acelerar el debilitamiento de la estructura de capital de la compañía”, publicó la agencia Reuters.

Aún más, la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) generaría una ola de repercusiones económicas a corto y largo plazo.

Especialistas consultados por Expansión refieren que la principal consecuencia sería la pérdida de confianza de los inversionistas.

“Se reduciría la confianza de los inversionistas para llevar a cabo proyectos con el gobierno, será más difícil que el gobierno consiga socios”, dijo Marco Oviedo, jefe de Research para América Latina en Barclays.

“Claramente la inversión privada es un motor importante del crecimiento económico. Los más sentidos serían los inversionistas reales; los que invierten en formación bruta de capital”, comentó Jaime Reusche, analista de soberano para México de Moody´s.

Los niveles de inversión privada en México por parte de extranjeros y nacionales caería, y también se vería una reacción de los inversionistas financieros. 

La desconfianza generaría una salida de capitales del país, la caída del precio de bonos mexicanos en el mercado, deuda más cara para el sector público, volatilidad, depreciación del peso y menor afluencia de turistas.

Bastan estos ejemplos para darnos cuenta que de seguir así el Peje, nos cargará el payaso…